Coche del día: Toyota EX7

Coche del día: Toyota EX7

Derivado del espectacular y malogrado Toyota 7, este prototipo estaba en consonancia con la revolución del diseño en cuña


Tiempo de lectura: 6 min.

Si con el 2000GT el automovilismo deportivo japonés demostró ser capaz de crear un gran deportivo capaz de mirarse de tú a tú con los europeos, gracias al Toyota EX7 dio a entender que ya estaba plenamente inmerso en las últimas tendencias salidas desde Italia. De esta manera, lo que los fabricantes nipones ya habían hecho en materia de motociclismo, empezaron a demostrarlo también en el automovilismo. Dejando claro que los innovadores diseños y la excelente ingeniería presentada en la segunda mitad de los sesenta no había sido flor de un día, sino que habían venido para quedarse. Llegados a este punto, incluso estaban despuntando en competición más allá de sus fronteras.

Un largo camino con hitos fundamentales como la victoria del Honda RA272 en el GP de México de 1965, pero también con modelos realmente espectaculares y muy avanzados como el Toyota 7. Probado en las carreras del calendario nacional pero en verdad destinado a la CanAm, su diseño radical bajo la normativa del Grupo 7 entregaba hasta 800 CV para tan sólo 620 kilos. Todo ello sobre un chasis realizado por Yamaha. No obstante, el potencial de este modelo era tan grande como la dificultad que encontraban sus pilotos para gobernarlo a altas velocidades. Así las cosas, en 1969 se produjo el primer accidente mortal con un Toyota 7 como protagonista. Y a los pocos meses el siguiente también durante una sesión de pruebas.

Debido al siniestro clima generado, la marca nipona suspendió en 1970 el desarrollo del modelo para no regresar a las carreras de resistencia hasta dentro de más de veinte años. Eso sí, de una forma realmente avasalladora ya que ha ganado las últimas cuatro ediciones de las 24 Horas de Le Mans gracias a su tecnología híbrida. No obstante, volviendo a 1970 no está de más inspeccionar cuántos chasis se hicieron para el Toyota 7. Revisando los registros fueron cuatro. Como hemos visto, dos de ellos fueron siniestrados y el tercero es el que estructura al único modelo superviviente, el cual hoy en día custodia Toyota. Entonces, ¿qué pasó con el cuarto y último? Pues bien, cuando Yamaha lo entregó a Toyota ésta no lo dedicó a la competición. Sino a montar lo que hubiera sido la versión de calle de aquel rabioso coche de carreras. Hablamos del Toyota EX7 presentado en el Salón de Tokio de 1970.

toyota ex7 (2)

Entre 1968 y 1970 se produjo en Italia una de las mayores revoluciones en la marcha del diseño automovilístico: la creación del diseño en cuña. Un hecho al que Toyota no fue ajena ya que en un tempranero 1970 lanzó en el Salón de Tokio a este prototipo plenamente innovador junto a las últimas tendencias del momento

Toyota EX7, una confirmación más para la industria japonesa

Si con el 2000GT Toyota se había puesto al nivel de Porsche, con el EX7 podría haberse puesto al nivel de Lamborghini. Sin embargo, finalmente no pudo ser. E incluso está bien que no lo fuera. Ya que mientras la factoría de Sant’Agata Bolognese no ha conocido la estabilidad financiera hasta ser absorbida por Volkswagen, Toyota es lo que es gracias a haber respetado siempre su carácter y misión de empresa masiva con una amplia gama de soluciones en materia de movilidad. De todos modos, la función primordial del Toyota EX7 estuvo en significar cómo el automovilismo nipón ya estaba en plena sintonía con lo que ocurría fuera de sus fronteras.

¿Por qué? Pues porque de 1968 a 1970 se desarrolló en Italia la llamada transición del diseño en cuña, protagonizada por cinco diseños futuristas responsables de cambiar la forma y manera en la que se iban a entender los superdeportivos a partir de ese momento. Hablamos del Alfa Romeo Carabo, el Lancia Stratos Zero, el Maserati Boomerang, el Ferrari Modulo y el Porsche Tapiro. Todos ellos muy bajos – tanto que necesitaron de puertas en apertura vertical – , extremadamente estilizados e irreconciliablemente rectilíneos para con las sinuosas formas de los GT sesenteros.

Una ruptura ideada por Marcello Gandini, Paolo Martin y Giorgetto Giugaro situada entre los cambios de rumbo más influyentes en la historia del diseño automovilístico. Eso sí, bastante ceñida a Italia y por tanto a priori muy ajena al lejano Japón. Sin embargo, los nipones demostraron estar plenamente al día de lo que estaba pasando cuando justo en 1970 construyeron el Toyota EX7. Lo primero porque es un diseño totalmente imbuido de los presupuestos del estilo en cuña. Lo siguiente porque es plenamente operativo gracias a basarse en el Toyota 7 así como el Modulo lo hacía en un Ferrari 512S o el Carabo en un Alfa Romeo 33. Y lo tercero porque, observándolo con calma, no tiene nada que envidiar a aquellas creaciones italianas ideadas por algunos de los mejores diseñadores de todos los tiempos.

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Además de ser uno de los ejercicios de estilo más interesantes del momento más allá de lo que estaba ocurriendo en Italia, el EX7 es un prototipo plenamente operativo con el motor y el chasis del Toyota 7 malogrado tras dos accidentes mortales

Para empezar, sobre el chasis tubular de aluminio proporcionado por Yamaha – con una batalla de 2,25 metros – se instaló el motor V8 con cinco litros del Toyota 7. Pero atención, quitándole los turbocompresores para así bajar de 800 CV a unos más manejables 450 CV. En materia de suspensiones, el Toyota EX7 equipó doble horquilla y muelles regulables con barras estabilizadoras. Además, las llantas se crearon específicamente para este prototipo. No obstante, lo más importante en este ejercicio de estilo que nunca llegó ni a serie ni a los circuitos es la carrocería. Extraordinariamente baja y aerodinámica, pero también con un acceso al habitáculo de lo más original. Algo parecido al propuesto por el Lancia Stratos Zero pero más refinado. Y es que, en vez de abrirse las puertas en forma de guillotina, el techo y los paneles laterales formaban una sola pieza levantada a través de unas bisagras instaladas por detrás de los reposacabezas. Y es más, ya que los asientos quedaban a una muy baja altura, estos se levantaban junto a la propia puerta para hacer más sencillo aposentarse en ellos antes de volver a bajar a la altura de marcha. Un alarde de diseño verdaderamente futurista. Algo que el Toyota EX7 se podía permitir ya que nunca tuvo el objetivo de llegar a cadena de producción. Un dato que ya se anunciaba en su propio nombre, ya que todos los Toyota con las siglas EX pertenecen a una larga saga de modelos experimentales. De ahí de lo EX, el 7 es un guiño al modelo de carreras del cual procede. En justicia, a esta máquina nipona bien se la podría incluir en aquel selecto club conformado hoy en día sólo por diseños italianos.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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