El Renault Mégane RS, desde el mismo día de su lanzamiento, fue un éxito. La primera generación, aquella diseñada por Patrick le Quémet, tuvo unas ventas casi imparables para el tipo de versiones que era, con nada menos que el 7,8% de la cuota de mercado en su categoría. Eso son más de 2.700 unidades vendidas en los nueve meses siguientes a su lanzamiento, una cifra importante para una versión deportiva. Además, había cinco países donde su éxito fue especialmente alto: Francia, Reino Unido, Alemania, Suiza y España.
Las versiones deportivas, a comienzos de los 2000, tenía un buen tirón comercial y si el modelo en cuestión tenía algo especial, no tardaba en destacar. Renault, además, se aprovechó de sus victorias en Fórmula 1, y comenzó a lanzar diferentes versiones especiales del Renault Mégane RS, versiones que, por lo general, eran todavía más deportivas. En algunos casos, incluso radicales. La primera en llegar fue el Renault Mégane RS Trophy. Una versión de la que se fabricaban 30 coches al día, pero que se podía montar en cualquier otro Renault Mégane RS tiempo después.
Como muchas versiones especiales, los cambios apenas se apreciaban por fuera. Contaba con algunos detalles específicos, como las llantas de 18 pulgadas pintadas de color gris grafito y la carrocería se ofrecía en un único color llamado “gris Makaha”. Mientras tanto, en el habitáculo se empleaban adornos de fibra de carbono real y se añadía una placa de edición limitada, junto a costuras azules para asientos, volante y cinturones de seguridad.
Bajo el capó no había muchas sorpresas, ya que se mantenía el cuatro cilindros turbo desarrollado por Renault Sport y la propia Renault –sí, son entes diferentes dentro de un mismo grupo industrial–, el código F4Rt, que rendía 165 kW –225 CV– a 5.500 revoluciones y 300 Nm a 3.000 revoluciones –la marca prometía que el 90% del par estaba disponible entre 2.000 y 3.000 revoluciones–, combinado con una caja de cambios manual y tracción delantera.
Donde realmente hay cambios en el Mégane RS Trophy, es en el chasis. Aquí, la nueva configuración está más enfocada todavía al placer de conducir. Lo primero que destacaba era la posibilidad de poner descontar por completo el ESP, aunque si entraba en funcionamiento el ABS, el ESP se volvía a activar. Los frenos tenían rotores perforados tanto delante como detrás y se trabajó especialmente para mejorar el tacto del freno –se monta un cilindro maestro de 25,4 milímetros, en lugar de 23,8 milímetros, mientras que se elimina el sistema AFU–.
El Mégane RS siempre ha sido un coche sin medias tintas, muy enfocado al placer de conducir en todas sus versiones
La suspensión recibió nuevos reglajes y pasó a ser casi una suspensión para circuito. La rigidez de los muelles delanteros aumentó un 25% y el diámetro de la estabilizadora se redujo ligeramente. Al tiempo, el eje trasero recibió unos muelles con una rigidez incrementada en nada menos que un 77%. Los neumáticos pasaron a ser un poco más grandes, con medidas de 235/40 R18 –Dunlop SP Sport MAxx– y la dirección asistida, muy criticada en los Mégane RS “a secas”, recibió un nuevo sistema de asistencia eléctrica.
El Renault Mégane RS Trophy se presentó en el salón del automóvil de Ginebra de 2005 y se fabricó en una tirada limitada de 500 ejemplares, aunque finalmente, todos los desarrollos estrenados por el RS Trophy se acabarían por implementar al resto de versiones RS…
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS