En 1994 la vida del Renault 21 llegaba a su fin. Tras casi una década ocupando la oferta en el segmento D dentro de la gama del fabricante francés, versiones como la Turbo habían dejado un muy buen sabor de boca dentro del recuerdo de los aficionados. Además, sumando todas las variantes el número de unidades vendidas cumplía las expectativas necesarias para todo fabricante generalista. Así las cosas, era el turno de un nuevo modelo para encarar la llegada del siglo XXI. El escogido fue el Renault Laguna, que con una carrocería más redondeada y con una caída en forma de liftback daba una mayor apertura al maletero.
De esta manera, el Renault Laguna consagraba su carácter práctico por encima de otras cualidades. No en vano, para la llegada de este modelo las berlinas ya habían empezado su lento pero paulatino declive desde que a finales de los ochenta el concepto de berlina deportiva diera las páginas más prestacionales al segmento D. Ahora, desgraciadamente para muchos, este tipo de modelo tan icónico para la historia de las carrocerías se haya casi extinto. Acorralado por el avance de los SUV en una industria donde, de entre todos los tipos de carrocería, posiblemente sea la berlina la más cuestionada por el mercado en estos momentos.
De todos modos, aunque la gama del Renault Laguna no se prometía como portadora de aquellas versiones Turbo que tantas alegrías dieron a la casa del rombo en tiempos anteriores, sí se desarolló una variante más prestacional para aquellos que, sin querer recurrir al hermano mayor, al Safrane, buscasen potencia y solvencia mecánica en un modelo del segmento D con carácter popular. Hablamos del Renault Laguna V6. Basada en un bloque motor de tres litros que, mientras en su primera serie – 1994 a 1997 – contó con 12 válvulas, en la segunda – dentro de la primera generación – llegó a sumar hasta 24. Así las cosas, en esa segunda serie llegó hasta los 194 CV. 99 más que la versión más básica en la gama del Renault Laguna.
Llegando al año 2000 el nervio de las berlinas deportivas como el R21 había quedado atrás, ahora una versión prestacional del segmento D tenía que ser potente sí, pero con todo enfocado a la comodidad
Renault Laguna V6, potencia para el día a día
En las frecuentes conversaciones entre aficionados a modelos Renault no precisamente actuales aparece frecuentemente ese elemento de nostalgia que es el comportamiento de los modelos turbo. Polémicos ´- aunque posiblemente con más leyenda urbana que realidad – pero muy vibrantes, notándose un cambio de comportamiento muy notorio cuando, por ejemplo, el R21 Turbo pasaba de las 4.000 vueltas. Sin embargo, en modelos que enfilaban hacia el siglo XXI como el Renault Laguna V6 todo es más sensato y progresivo a pesar de contar con casi 200 CV.
Y es que, a pesar de ello, este modelo no pierde en ningún momento la idea de ser una sobria berlina con más afán práctico que de conquista y seducción de los aficionados más dados a la velocidad o la conducción deportiva. Se trata de un coche sobrio e inteligente, el cual dio buenos resultados en los test Euro NCAP además de presentar unos consumos eficientes. Y es que, lejos de querer ser una berlina deportiva a la forma y medida de los años ochenta, el Renault Laguna V6 más bien se dirigía a ese pequeño nicho de mercado representado por aquellos que buscaban un lujo más o menos accesible.
Por ello, consultando documentación publicitaria de la época, llama la atención cómo la forma en la que se vendió este Renault Laguna no consistió en transmitir dinamismo o nervio. Al contrario. Una vez expuesta la potencia del motor V6 – desarrollado junto a PSA y con un sistema de inyección multipunto firmado por Bosch – todo lo usado para seducir al comprador se basaba en el equipamiento.
El motor V6 había sido desarrollado junto al Grupo PSA para lograr un buen consumo y una excelente fiabilidad. No tenía mucha personalidad como el R21 Turbo, pero era de lo más sensato y adecuado
ABS, doble airbag, control electrónico de la velocidad para mayor comodidad en autovía a marchas constantes, aire acondicionado, parabrisas refrectante, llantas de aleación ligera… Toda una panoplia de ventajas urdidas en torno a la comodidad. De esta manera, no resulta en absoluto conveniente establecer comparaciones inútiles entre el Renault Laguna V6 y la versión más prestacional de su antecesor. Los tiempos habían cambiado y, acercándose al 2000, la deportividad nerviosa ya no iba dirigida a las berlinas.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS