El Renault 25 GTS representaba una de las opciones de acceso a la gama a uno de los coches más interesantes de los años 80. Era grande, era caro para la época, y era llamativo desde cualquier ángulo que se mirara; pero también era un buen coche, seguro, estable, bien equipo y eficiente. Su precio era de 1.932.962 pesetas, mientras que, el precio de un Ford Sierra, una categoría justo inferior, era de 1.824.255 pesetas. Una diferencia que puede parecer escasa, pero hablamos, más o menos, del sueldo de un mes en aquellos años, entre un coche y otro.
Hace muchos años, los fabricantes generalistas, es decir, aquellos que ofrecen productos “para las masas”, tales como Ford, Citroën, Peugeot o Renault, tenían en el catálogo coches del segmento E, modelos que entraban a competir directamente con los BMW Serie 5 o Audi A6 –Audi 100 antes del cambio de nombre–. Modelos que representaban todo lo que eran capaces de hacer en cuanto a diseño, calidad de producción y tecnología, aunque con algunas limitaciones en el presupuesto, que se dejaban notar en determinados apartados del coche. También tenían otro planteamiento más “de masas”, como la presencia de motores con la potencia justa, al contrario de lo que hacían los alemanes, o casi todos los alemanes, pues Audi tenía algo de generalista en diferentes decisiones como esta de los motores.
Así, era posible optar a uno de esos coches del segmento E de marcas generalistas, con motores por debajo de los 110 CV, una cifra que parece muy poco apropiada para un coche de esa categoría. Pero claro, en aquellos años, las cosas eran diferentes y coches como el Renault 25 GTS, apenas superaban los 1.150 kilos de peso. Es decir, con menos de 110 CV, podían moverse con más dignidad de la que podría parecer en un momento. Y el mencionado Renault 25 GTS es el mejor ejemplo. Era una de las opciones de acceso a la gama del modelo, equipada con un motor de dos litros, menos de 110 CV y alrededor de 1.150 kilos –1.155 kilos según catálogo– y las prestaciones eran bastante dignas para cualquier usuario.
Con 4.623 milímetros de longitud, el Renault 25 GTS era un coche bastante grande, que podías comprar por menos de 2.000.000 de pesetas

De entrada, el motor, con cuatro cilindros, era voluntarioso. Tenía 1.995 centímetros cúbicos y carrera corta –88 milímetros de diámetro y 82 milímetros de carrera –, culata simple –dos válvulas por cilindro y un árbol de levas– y alimentado por un carburador de doble cuerpo. La potencia anunciada por la marca era de 103 CV a 5.500 revoluciones y el par ascendía hasta los 16,5 mkg a 3.000 revoluciones. Rendimiento que se enviaba a las ruedas delanteras mediante un cambio manual de cinco relaciones y desarrollos algo largos, con una cuarta de 31,03 kilómetros/hora y una quinta de 37,13 kilómetros/hora.
Puede parecer algo justo de potencia, pero las cifras que registraron la revistas de la época hablan de un coche muy honesto y digno para cualquier familia. La velocidad máxima se quedaba un poco por debajo de los 185 kilómetros/hora, mientras que el 0 a 100 kilómetros/hora se completaba en 11,7 segundos. El 0 a 400 metros era de 17,6 segundos y el 0 a 1.000 metros de 32,9 segundos. Obviamente no son datos de coches deportivos, pero sí de un turismo de aspiraciones familiares y versatilidad para el día a día, cuyo gasto medio de combustible rondaba los 9,5 litros y permitía una autonomía de 650 kilómetros –el depósito tenía 67 litros–.
Los andares del Renault 25 GTS, como cabe esperar, eran fáciles y al alcance de cualquier conductor medio. Era subvirador y exigía reducir marchas para los adelantamientos –algo lógico si tenemos en cuenta datos de potencia y par, así como desarrollos en las dos últimas marchas–, pero los frenos eran potentes, la estabilidad elevada y el confort alto.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS