Coche del día: Porsche 911 Carrera 4 Cabrio

Coche del día: Porsche 911 Carrera 4 Cabrio

Si un Porsche 911 ya levanta pasiones, ¿qué podría pasar con un 911 Cabrio?


Tiempo de lectura: 3 min.

El Porsche 911 Carrera 4 Cabrio combinaba, como pocos coches, el encanto de conducir sin techo con la calidad técnica del 911 y su particular tacto de conducción, que tantos seguidores tiene en todo el mundo. Quizá haya quien piense que la mejor combinación sería el 911 Turbo cabrio, pero ya sería otro nivel de coche y, en ocasiones, más potencia no significa mayor disfrute de la conducción. Sobre todo en casos como el que nos ocupa, pues con 300 CV poca gente se puede quejar.

La generación 996 del mítico “Nueveonce”, conocidas por miles de personas como el 911 “huevo frito”, ha sido una de las más repudiadas por los puristas de la sama. Fue el primero en adoptar un motor refrigerado por líquido, el primero –y el último– que se atrevió a usar unos proyectores frontales que no eran circulares y para colmo, en la zaga también se realizaron cambios que rompían con las anteriores generaciones del modelo.

Sin embargo, el Porsche 996 cabrio presentaba una estampa que pocos podían criticar por su equilibrio de proporciones y por la deportividad que desprendía. Y si además, se trataba de la versión Carrera 4, las cosas tomaban otro cariz, pues la eficacia aumentaba muchos enteros gracias al sistema de tracción total. La única pega era el aumento de peso que suponía contar con una transmisión a todas las ruedas, pero según el uso y las carreteras que frecuentara su propietario, podría ser una pega que se podía pasar por alto.

La puesta en escena de la generación 996, fue una ruptura con muchos rasgos del mítico 911 y no gustó a los puristas, pero aun así, el Porsche 996 era un buen deportivo

Porsche 911 Carrera 4 (3)

Dejamos la estética a un lado, pues como ya sabéis, ya es cuestión de cada uno, para darnos cuenta de que el Porsche 911 Carrera 4 Cabrio mantenía la tradición “Nueveonce” casi inalterada en lo que se refiere al apartado técnico, donde el motor, colgado tras el eje posterior, era el protagonista. Motor, por cierto, que tenía igualmente los tradicionales seis cilindros en arquitectura boxer, solo que ahora su refrigeración era por líquido, es decir, había radiador y bomba de agua. Eso supuso un cabio en el sonido, pero también permitió que las prestaciones fueran más elevadas.

En este caso, se trataba de un propulsor con 3.387 centímetros cúbicos, con doble árbol de levas en culata, cuatro válvulas por cilindro con variador de fase, inyección, admisión variable y aspiración totalmente natural, es decir, no había turbo. La potencia declarada era de 300 CV a 6.800 revoluciones y el par ascendía hasta los 35,7 mkg a 4.600 revoluciones –unos 340 Nm–. Aunque contaba con tracción total, mantenía la notable diferencia entre los neumáticos delanteros y traseros –225/ 40 ZR18 y 265/35 ZR18 respectivamente– pues, no en balde, era el eje que más potencia recibía; el reparto de par podía variar, delante, entre el cinco y el 40%, mientras que atrás podía variar hasta el 95% de la potencia disponible–.

No importa la revista que se lea ni el periodista que firme la prueba o el reportaje, las opiniones, por lo general, siempre son las mismas y ponen al Porsche 911 en un pedestal. Obviamente, en esta ocasión las cosas no son diferentes y se pueden leer expresiones como “conducción gloriosa”. Sin duda, un poco exagerado pero ya se sabe que cuando algo te gusta, cuesta mucho no emplear palabras grandilocuentes. Solo había un problema con el Porsche 911 Carrera 4 Cabrio, aunque será un problema para quienes no puedan afrontarlo, claro: el precio. Costaba 16.117.742 pesetas, 96.870 euros, equivalentes a 165.164 euros de 2024.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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