En lo referido a las genealogías del motor, Porsche es una de las marcas a las cuales resulta más difícil seguir la pista debido a la gran cantidad de series y variantes sobre cada modelo. Algo que se complica mucho más cuando entramos al mundo de la competición. Donde siquiera se sabe si poner el inicio de todo en la Berlín-París de 1939 con el Type64 o en las 24 Horas de Le Mans de 1951 con el 356 Gmund Coupé y el arranque de Porsche Motorsport. Todo ello aún más enrevesado cuando metemos en la ecuación a la gran cantidad de equipos privados apoyados de forma externa por la casa de Sttutgart. Un laberinto donde, además, hay que tener en cuenta al Porsche 804 y su papel en la F1.
Llegados a este punto, lo primero a reseñar es que la participación de Porsche en la F1 no se ciñe sólo a los breves momentos en los que ha aterrizado como equipo oficial. De hecho, pensarlo así sería no ver una de las principales vías de negocio de la marca desde sus inicios: la consultoría tecnológica. Un trabajo externo y las más de las veces poco visibilizado con el cual estaba totalmente familiarizado Ferry Porsche tras su paso por diversas empresas automovilísticas germanas antes de la Segunda Guerra Mundial. De esta forma, al instalarse como fabricante independiente tras la contienda continuó esta vía de negocio plasmada en la F1 pero también en modelos como el Audi RS2 o el SEAT Ronda Crono 2000.
No obstante, en el caso del Porsche 804 la responsabilidad y autoría fueron absolutas, ya que se trata del único monoplaza de F1 íntegramente construido por la marca. Eso sí, más de rebote que por decisión planificada. Y es que Porsche participaba en la F2 desde que en 1957 la normativa estableció el requisito de participar con motores de 1,5 litros. Justo el tipo de motor en el que Porsche estaba interesada, naciendo así el 718 RSK con asiento central. Un vehículo determinante para la marca, el cual llegó a cosechar algunos resultados interesantes siendo su mayor mérito impulsar la creación del monoplaza 718/2. Dominador en la F2 y antesala del primer F1 de la marca: el Porsche 804 de 1962.
Porsche llegó a la F1 de una manera casi casual, aprovechando la situación dada por un cambio de reglamento que afectó de forma contundente tanto a la F1 como a la F2 donde la marca alemana ya estaba cómodamente instalada
Porsche 804, nacido de la casualidad
Cuando hablamos de la F1 hablamos de grandes inversiones y operaciones muy determinantes. Sin embargo, en el caso de Porsche la verdad es que su llegada a la categoría reina se hizo no sólo de forma liviana sino incluso casual. Al fin y al cabo, con el 718/2 estaba muy satisfecha dominando la F2 en la que se curtieron Stirling Moss o Graham Hill. Ambos responsables de subir al podio a los mandos de este monoplaza alemán. Sin embargo, para 1961 se produjo un cambio de reglamento con el cual la FIA limitaba a 1,5 litros la cilindrada de los F1.
Obviamente aquello fue un golpe de timón inesperado para muchos. Especialmente en el campo de la F2, volviendo a hacer descosido y cosido con una categoría que desde sus inicios no dejó de experimentar cambios constantes en el reglamento. Sin embargo, de entre todo este lío Porsche supo sacar una cosa en claro: sin quererlo ni comerlo el 718/2 servía como monoplaza de F1. Así las cosas, Porsche lo usó junto a un nuevo modelo – el 787 – logrando el tercer puesto en el campeonato de constructores. Un resultado nada desdeñable dado el ímpetu cuestionable puesto por los alemanes. Evidentemente muy alejado del desempeñado por Lotus o Ferrari.
No obstante, en Sttutgart recibieron bien la noticia de aquel tercer puesto. Motivo por el cual prepararon para 1962 un monoplaza específicamente diseñado para la F1. Así, sin trazas ni derivaciones de la antigua F2, se presentó el Porsche 804 como un diseño potente y ligero capaz de aspirar a los primeros puestos. Y de hecho así fue, ya que Dan Gurney se hizo con el GP de Francia dando a la marca su primera victoria en la F1. Una hazaña a la que se llegó gracias al interesante motor bóxer de ocho cilindros, 1.494 cm3 y 185 CV capaz de poner a este monoplaza con 461 kilos a 270 kilómetros por hora.
Aunque Porsche lo estaba haciendo bien, no quiso invertir más dinero en desarrollar al 804. De esta forma salió de la F1 para centrarse en carreras que pudieran servir como bancos de prueba para modelos de serie
Cualidades con las que otro fabricante se hubiera aventurado a buscar más financiación para disputar carreras a los Ferrari, McLaren, Lotus o BRM. Sin embargo, Ferry Porsche no veía sentido en invertir esfuerzos dentro de una categoría donde se podía sacar muy poco de cara a los modelos de serie. De esta manera, decidió salir de la F1 para centrarse en las carreras de resistencia. Una especialidad con la que poder probar de forma más sencilla tecnologías que acabasen al poco en los concesionarios. Con este panorama, se retiró sin previo aviso al Porsche 804 en la temporada siguiente. Una decisión prudente donde el sentido empresarial primó por encima de lo demás.
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Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS