Coche del día: Peugeot 406 Break STDT HDi

Coche del día: Peugeot 406 Break STDT HDi

Con un maletero bastante grande, mucho espacio interior y consumos muy contenidos, era un familiar muy a tener en cuenta


Tiempo de lectura: 3 min.

El Peugeot 406 Break era uno de los familiares más grandes de su categoría, un coche realmente familiar, con un maletero de 526 litros, facilitado por una longitud de 4,74 metros. A comienzos del Siglo XXI no eran común que un sedán de tipo medio, aunque fuera la variante con carrocería familiar, alcanzara una longitud semejante. Era más propio del segmento de los sedanes ejecutivos, es decir, los BMW Serie 5, Mercedes Clase E o Audi A6, por nombrar a los más conocidos.

Las carrocerías familiares siempre han sido una opción minoritaria en España, por lo general, quien buscaba un coche familiar se iba hacia los monovolúmenes o hacia los todoterreno, que dejaron su lugar a los SUV con el paso del tiempo, mientras se dejaba de lado la opción de la carrocería familiar, la ranchera de toda la vida. Y eso se debía, básicamente, al diseño, que para muchos era como el de un coche fúnebre. La cuestión es que, sin quitarles la razón, se olvidaban de otras cualidades que no tenía ni los monovolúmenes ni los todoterreno/SUV: el comportamiento dinámico y el consumo.

El Peugeot 406 Break es un buen ejemplo de lo que acabamos de decir. Por diseño, no era un coche que enamorara según se veía, no era, por así decirlo, un coche que se comprara por su diseño, pero tenía un habitáculo grande, con un maletero muy aprovechable, unos andares que, como siempre en Peugeot, eran muy ruteros y equilibrados y si, además, se combinaba con el motor HDi de 110 CV, se tenía un automóvil de una versatilidad enorme y unas capacidades superiores a cualquier monovolumen o cualquier SUV de tamaño similar.

Más largo que el sedán y con un maletero de más 500 litros, era una gran opción para cualquier familia, sobre todo con el motor turbodiésel de 110 CV

Peugeot 406 Break STDT Hdi

La revista Auto y diesel semana, en el número 30, comparaba al Peugeot 406 Break HDi con algunos de sus rivales directos y el resultado final era más que satisfactorio. Por ejemplo, el acabado era bastante bueno, aunque no podía contar con ordenador de viaje, con un espacio interior amplio y aprovechable, completado por un maletero que, como hemos dicho, era grande –526 litros–. Dos adultos viajaban cómodamente y en su lugar podían viajar tres niños o se podían poner dos sillitas de bebé.

El equipamiento también era muy completo, con cuatro airbags –dos frontales y dos laterales delanteros–, ABS, climatizador, llantas de aleación, elevalunas eléctricos en todas las puertas, cierre centralizado con mando a distancia…

Sin embargo, lo mejor del conjunto estaba bajo el capó: el motor 2.0 HDi. PSA desarrolló uno de los mejores motores turbodiésel, ya no por prestaciones, sino por finura de funcionamiento y por consumos. Hablamos, por tanto, del conocido cuatro cilindros de 1.997 centímetros cúbicos con inyección directa common rail y turbo, que según datos oficiales rendía 110 CV a 4.000 revoluciones y 26 mkg a 1.750 revoluciones, que llegaban a las ruedas delanteras mediante un cambio manual de cinco relaciones. Y lo mejor es que no era un coche demasiado pesado, oficialmente eran 1.385 kilos, que podían alcanzar los 185 km/h y los 100 km/h desde parado en 12,8 segundos, gracias a las buenas maneras del motor y a unos correctos desarrollos del cambio.

Los precios del Peugeot 406 Break HDi más equipado, con el acabado STDT, era de 3.852.000 pesetas, unos 23.151 euros, 39.588 euros si añadimos el IPC.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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