El Peugeot 206 1.6 XT se constituyó, en poco tiempo, como una de las opciones más populares del pequeño modelo francés. Por un lado, la carrocería de cinco puertas lo hacía más versátil, por otro, el equipamiento y los acabados lo hacían más deseable y su motor 1.6 gasolina, aunque superado ampliamente por los turbodiésel en lo que a ventas se refiere, lograba unas prestaciones más que buenas para una gran cantidad de usuarios.
Pongámonos en contexto. Es la década de los 90, los rivales aprietan más que nunca y nuestro producto estrella lleva alrededor de 15 años en el mercado. ¿Cómo solucionamos el percal? Nuestro producto es el Peugeot 205, cuyo éxito es indiscutible, pero que, como todo en esta vida, ha tenido que claudicar antes los nuevos lanzamientos. La solución a tal tesitura se llamó Peugeot 206 e hizo las cosas tan bien, que superó, con creces, las ventas de su antecesor. El 205 vendió más de cinco millones de unidades; el 206 fue más allá de las ocho millones de unidades y además, estuvo menos tiempo en el mercado.
Entre todas esas unidades, resulta interesante destacar que hay muchas con motor gasolina a pesar de haber vivido la era de los diésel, aquella época en la que todo era turbodiésel o no era. Y entre las unidades de gasolina, el Peugeot 206 1.6 XT, una de las opciones más populares por diferentes motivos, aunque podríamos resumirlo diciendo que ofrecía un equilibrio entre costes y prestaciones que resultó muy interesante para una gran cantidad de usuario. Pero además, el Peugeot 206 se ganó los halagos de la prensa especializada y eso, aunque pueda parecer algo banal, en realidad, suele mejorar la percepción que tiene alguien de un producto.
Las cinco puertas añadían un plus de versatilidad, aunque la trasera no era especialmente grande y el espacio interior tampoco destacaba

Así, el Peugeot 206 1.6 XT se colocaba como una opción muy valorada. Por un lado, su motor, un cuatro cilindros de 1.587 centímetros cúbicos y carrera larga –78,5 por 82 milímetros para diámetro y carrera–, inyección electrónica, culata con dos válvulas por cilindro y un árbol de levas, que rendía 90 CV a 5.600 revoluciones y 125 Nm de par a 3.500 revoluciones. Por otro lado, su diseño y su conducción, que lo pusieron por encima del resto de rivales a pesar de ser notamente más pequeño que, por ejemplo, un SEAT Ibiza o un FIAT Punto. De hecho, el 206 era un coche pequeño para su categoría, aunque eso no fue problema para que las ventas fueran como un tiro.
El equipamiento también era parte importante, pero los usuarios quedaban convencidos en cuando se ponían a los mandos del coche. El motor no era un portento en poderío, pero era muy solvente. Era capaz de poner al Peugeot 206 a casi 185 kilómetros/hora, el 0 a 100 kilómetros/hora lo completaba en 12 segundos y los 400 metros con salida parada en 18,09 segundos y el consumo medio rondaba los siete litros de media. Sin embargo, se conjugaba con unas capacidades en carretera que ningún usuario normal llegaría a explotar al máximo nunca. Era ágil, la estabilidad en curva era muy alta, la dirección era rápida y precisa…
Detalles que pocos usuarios sabrían notar y apreciar. Para el normal de los conductores, lo que destacaba era el tacto general de los mandos, el comportamiento de la suspensión ante los baches, los cómodos andares del coche y el silencio que reinaba en el habitáculo, aunque en este último apartado estaba ligeramente por detrás de los rivales de aquellos años.
El Peugeot 206 1.6 XT solo se ofrecía con carrocería de cinco puertas, la tres puertas se reservaba para el Peugeot 206 1.6 XS. Eso hacía que el XT fuera ligeramente más caro: 1.905.000 pesetas en octubre de 1998, frente a 1.890.000 del XS.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS