El Peugeot 205 SR era la versión más equilibrada de la gama en 1984. Y, como siempre, no lo decimos nosotros, lo dice la prensa de la época, que pudo probarlo y compararlo con el resto de versiones que se ofrecían en aquellos, ya muy lejanos, años 80. Y fue tildado como la opción más equilibrada del modelo francés, porque combinaba elementos del 205 GR y del 205 GT, con un precio muy interesante de 893.190 pesetas, unos 5.369 euros de 1984.
Todos conocemos la historia del Peugeot 205, ¿verdad? Un coche cuyo lanzamiento fue clave para la compañía francesa y que no tuvo un desarrollo fácil, ni mucho menos. Sin embargo, una vez en las calles, logró precisamente lo que necesitaba la marca: ventas y lo hizo de forma que parecía fácil, las ventas fueron casi imparables desde el mismo momento de su inicio de comercialización.
El Peugeot 205 fue un éxito rotundo gracias a, entre otras cosas, un diseño y un planteamiento muy moderno y juvenil para la época y, por supuesto, a unos precios competitivos. El dinero, siempre el dinero, pero así son las cosas y Peugeot necesitaba vender a toda costa. De hecho, el 205 no solo fue el salvador de la marca, también cambió la imagen que tenía Peugeot de cara al gran público, lo que ayudó a vender otros modelos del catálogo; dos pájaros de un tiro.
Pero el éxito no llegó solo por su diseño, sino por versiones como el Peugeot 205 SR, una opción que ofrecía un conjunto más que bueno, por un precio muy interesante. Enrique Zorzano, quien probó el 205 SR para la revista Autopista –se publicó una prueba en el número 1.322, de noviembre de 1984– destacó el noble comportamiento, la buena climatización o el espacio que tenía el habitáculo, aunque criticó el motor por perezoso, al tiempo que también criticaba el funcionamiento del cambio –un detalle muy Peugeot–.

Las cosas no ocurren por casualidad y el Peugeot 205 fue un éxito gracias a su diseño y a versiones como el 205 SR por su bien equilibrio general
El motor usado en el 205 SR era un cuatro cilindros de 1.294 centímetros cúbicos con un carburador monocuerpo Bressel, culata simple –dos válvulas por cilindro y un árbol de levas con varillas y balancines–, que rendía 65 CV a 5.500 revoluciones y 11 mkg a 2.800 revoluciones. Un bloque que se combinaba con un cambio de cinco relaciones y un desarrollo más o menos ajustado, con una cuarta de 27,1 km/h a 1.000 revoluciones y una quinta de 34,7 km/h a 1.000 revoluciones. El señor Zorzano decía que “parecía algo hosco, como si le costase subir de revoluciones”, aunque sus consumos eran bastante ajustados, con cifras de 6,6 litros a una media de 101 km/h, que al parecer, podían variar bastante según el tipo de conducción.
Con respecto a las cifras puras y frías, el Peugeot 205 SR se colocaba en medio de su categoría. Por ejemplo, la velocidad máxima de 155,73 km/h se obtenía en cuarta –en quinta era de 153,57 km/h–, el 0 a 1.000 metros se completaba en 35,9 segundos y los 400 metros desde 50 km/h en quinta, necesitaban 19,4 segundos.
¿Se puede juzgar un coche solo por los datos? Para quien piense que no, y siempre según la revista antes mencionada, habría que decir que la suspensión era ligeramente dura, pero sin resultar incómoda, que la dirección era algo pesada en parado y que faltaba un apoyo para el pie izquierdo, algo que hoy es de lo más normal –muy raro es el coche que no lo tiene– pero que en aquellos años ni se planteaba.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS