El Opel Vectra 2.0 16v fue alabado en diferentes ocasiones por la prensa de la época, gracias a unas buenas prestaciones y a unos consumos ajustados. Opel siempre presumió de tener buenos motores y con la familia ECOTEC parece que siguió con la tradición. Además, con el Vectra hacía muy buena pareja.
La segunda generación del Opel Vectra cambió notablemente, tanto en el apartado de diseño como en el de calidades de acabado, presentación de materiales o tecnología. Sin embargo, perdió algo de carácter con respecto a su primera entrega, aunque no fue solo del Opel Vectra, fue una tendencia general que afectó a todas las marcas.
El Opel Vectra 2.0 16v no era la versión más potente de la gama, pero sí representaba una de las opciones más equilibradas tanto por consumos como por cifras de potencia y prestaciones. Hablamos de un coche que, a finales de los 90, medía 4,47 metros de largo y pesaba 1.373 kilos, era “un señor coche”, animado por un bloque de cuatro cilindros, que para no dejarnos nada en el tintero, recibió halagos siempre según el coche en el que fuera montado.
Bajo el capó del Vectra 2.0 16v estaba el ECOTEC de cuatro cilindros de 1.998 centímetros cúbicos, culata de 16 válvulas e inyección, que rendía 136 CV a 5.600 revoluciones y 188 Nm a 3.200 revoluciones. El mismo motor que montaba el Opel Calibra 2.0 16v y el Opel Astra 2.0 16v Sportive. Un motor que rendía buenas cifras y que además, no gastaba en exceso, como demuestran los 8,2 litros que registró en 1998 la revista Coche Actual.
Con sus 136 CV y sus poco más de ocho litros a los 100 kilómetros, el Opel Vectra 2.0 16v se colocaba entre los mejores de su categoría y en una de las mejores opciones de la gama
Esa misma revista catalogada al motor del Vectra como uno de los mejores “dos litros” del mundo, ya que ofrecía un uso suave y agradable, con una buena entrega de par, una ganancia de revoluciones muy constante… Era, según declaraciones reflejadas en esa revisa, el mejor en prestaciones/consumos de su segmento.
Buenas palabras para un motor que en realidad ofrecía un funcionamiento muy homogéneo y agradable en toda condición, pero que, montado en el Calibra o en el Astra, se le tildaba de motor con poca garra, poco deportivo, también se criticó que se “acabara” tan pronto, que “solo” tuviera 136 CV… Según el coche montado, era uno de los mejores o un heredero poco conseguido del anterior dos litros con culata multiválvulas de la marca.
Pero si dejamos eso a un lado, el Opel Vectra 2.0 16v no solo tenía un buen motor, sino que se acompañaba de una buena puesta a punto. Las suspensiones contaban con un tarado ligeramente firme, unos asientos igualmente firmes y unas ruedas de 195/65 R15, que colaboraban para conseguir un paso por curva rápido y estable, así como un tacto un poco más directo que algunos rivales de la categoría. No era el más deportivo, y tampoco era tan deportivo como la primera generación, pero el Vectra 2.0 16v no era un coche burgués.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS