Coche del día: Opel Kadett 1.4 LS

Coche del día: Opel Kadett 1.4 LS

En busca de la movilidad más económica


Tiempo de lectura: 3 min.

El Opel Kadett 1.4 LS apareció a finales de los 80, con el restyling del compacto alemán, en sustitución de anterior Kadett 1.3, al que superaba en todos los apartados. No era, como se puede imaginar, ,a versión más prestacional de la gama, pero sí era una opción lógica y económica, para quienes buscaban un compacto a un precio más o menos razonable: 1.495.069 pesetas, 8.985 euros de 1989.

A finales de los 80 y comienzos de los 90, el segmento de los compactos estaba muy animado: FIAT Tipo, Peugeot 309, Ford Escort, Renault 19 y por supuesto, el Opel Kadett. Una legión de modelos que, ya entonces, empezó a ganar tamaño y prestaciones, al tiempo que también subían los precios. El tema del dinero es una constante, pero claro, cuando se añaden sistemas, desarrollos y nuevas técnicas, los costes suben, o eso dicen.

Por ello, sobre todo entonces, se ponían ene circulación versiones económicas, con un equipamiento que podríamos tildar de justo, pero también de suficiente para ir del punto A al punto B, junto a un motor que no era el máximo en prestaciones, pero nuevamente, permitía desplazarse de un punto a otro con una mínima decencia.

Es ahí donde el Opel Kadett 1.4 LS tenía su campo de batalla, entre las variantes de fácil acceso. La cuestión es, como siempre, que para ser económico había que prescindir de muchas cosas. Por ejemplo, no tenía aire acondicionado, ni dirección asistida, tampoco tenía volante regulable, ABS, los elevalunas eléctricos delanteros eran opcionales, no se podían montar llantas de aleación, ni tampoco los cinturones de seguridad traseros, un detalle que hoy resulta de lo más chocante y fuera de lugar. La radio también era un equipamiento que se pagaba aparte.

Opel Kadett 1 4 LS (2)

La austeridad también se dejaba notar en el motor. Con cuatro cilindros, desplazaba 1.398 centímetros cúbicos, tenía una culata de dos válvulas por cilindro y un solo árbol de levas, la alimentación era mediante un carburador de doble cuerpo y usaba gasolina “Súper”, para rendir 75 CV a 5.600 revoluciones y 11 mkg a 3.000 revoluciones –unos 100 Nm–. Potencia y par que llegaban a las ruedas delanteras mediante un cambio manual de cinco relaciones –en la revista Motor 16, número 319, se decía que el cambio, con una cuarta de 28,4 km/h y una quinta de 35,8 km/h a 1.000 revoluciones, tenía los desarrollos muy largos–.

Hay cosas que llaman mucho la atención hoy día, como la dirección, que con 4,1 vueltas entre topes para una locura, o las ruedas, que con unas medidas de 155 milímetros de ancho en llantas de 13 pulgadas casi parecen de carretilla. El peso, con 875 kilos, resulta casi difícil de creer. Y aun así, la velocidad máxima era de 170 km/h, los 400 metros con salida parada los completaba en 18,5 segundos y los 1.000 metros, en idénticas condiciones, en 34,5 segundos. El 80 a 120 km/h en quinta lo hacía en 21,3 segundos.

Lo hemos dicho antes, no era un coche prestacional, era un coche usable y económico, su principal objetivo era lograr desplazamientos baratos. La revista Motor 16 antes mencionada, registró consumos de 7,6 litros de media, así como una autonomía media de 634 kilómetros –el depósito de combustible tenía 52 litros–.

Otro de los apartados donde el Opel Kadett 1.4 LS dejaba las cosas claras, era en la puesta a punto. Las suspensiones eran decididamente blandas, en busca de confort y sin ninguna intención de ofrecer un comportamiento deportivo. Si se hacían las cosas con calma, el Kadett 1.4 LS ofrecía mucha comodidad y un andar agradable, pero si se afrontaban carreteras con muchas curvas a velocidades elevadas, entonces, la carrocería podía llegar a bambolearse y hacer del viaje una pesadilla.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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