El Nissan 370Z se presentó en 2009 como reemplazo para el 350Z, un coche con el que Nissan puso en circulación un deportivo a precios, digamos, populares –todo lo populares que pueden ser estos coches, obviamente–. El éxito fue inmediato, pues con el 350Z la marca había creado un automóvil pasional que no dejaba de tener algunas pegas, pero como conjunto, era muy interesante.
Con su evolución, el 370Z, se buscaba pulir algunos detalles al tiempo que se ganaba en calidad y por supuesto, en potencia, gracias a un V6 de 3,7 litros, 328 CV y 363 Nm de par. Motor, por cierto, que era, al igual que todo el coche, una evolución del V6 que daba vida a su antecesor. Además, ambos modelos contaron una versión descapotable que potenciaba todavía más su deportividad y las sensaciones al conducir. Pocos coches pueden ofrecer las sensaciones que se obtiene en un descapotable, sin importar el tipo de coche que sea. Quitar el techo siempre transforma la experiencia, y de esto saben mucho los moteros.
No era el más rápido, ni el más eficaz, tampoco era el que más calidad ofrecía, pero era un coche que ofrecía una conducción para puristas, esencia deportiva sin filtros, a un precio sin rival
Sin embargo, aunque estamos hablando de evoluciones, el Nissan 370Z Roadster iba un poco más allá con respecto al 350Z Roadster. Este recibió algunas críticas por parte de la prensa por algunos detalles que no estaban todo lo conseguidos que deberían. Para ser más concretos, en Nissan, cuando desarrollaron el 370Z, se tuvo en cuenta que habría una versión sin techo y se trabajó específicamente desde el comienzo del proyecto para que los errores cometidos con su antecesor no volvieran a repetirse.
El Nissan 370Z Roadster era un automóvil pasional, con el que se buscó aglutinar la esencia del coche deportivo al más puro estilo japonés, y eso se notaba en su diseño exterior, y también interior –aunque pecaba un poco en cuanto a calidad de acabados–. La cuestión era que debía notarse también al conducirse. Por eso, la estructura está reforzada para mitigar la pérdida de rigidez por la falta de techo y las suspensiones cuentan con un tarado específico, como suele ocurrir con todos los descapotables.
Bajo el capó estaba el mismo V6 del 370Z, un motor de 3.696 centímetros cúbicos –95,5 milímetros de diámetro y 86 milímetros de carrera del pistón–, que rendía 328 CV a 7.000 revoluciones y 363 Nm de par a 5.200 revoluciones, que se enviaban a las ruedas traseras mediante un cambio manual de seis relaciones –también había un automático en opción–. Como cualquier descapotable, no era ligero, Nissan anunciaba 1.524 kilos –28 kilos más que el coupé–, aunque la relación peso-potencia se quedaba en unos interesantes 4,6 kg/CV. Se lograba el 0 a 100 km/h en 5,5 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h.
La retirada del mercado del Nissan 370Z Roadster –y del coupé–, supuso el final de la saga Nissan Z en Europa y, por tanto, convirtió al 370Z Roadster en el último descapotable deportivo de Nissan en el mercado europeo. Y quizá no volvamos a ver otro más, al menos, durante mucho tiempo.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS