Dicen que en la variedad está el gusto, y quizás en nuestro protagonista de hoy, el Mercedes-Benz VRC Concept, siglas que corresponden a Vario Research Car, la marca germana se aplicó este lema de una manera intrínseca para la creación de este.
Presentado en el Salón internacional de Ginebra de 1995, el VRC pretendía dar cabida a cuatro automóviles totalmente distintos sobre una misma plataforma, algo así como lo que vimos en el Opel Maxx o el Citroën C3 Pluriel, pero facilitando aún más el intercambio de elementos que los harían posibles.
Y eso sería gracias a una especie de estaciones de servicio que la propia marca tenía pensado crear, donde albergarían los diferentes tipos de carrocería que el cliente alquilaría, dependiendo del uso que deseara darle a su VRC, y que en un tiempo aproximado de 15 minutos podrías convertirlo en un pick-up, un cómodo familiar, pasando por un compacto al uso, y terminando por un cabrio con el que disfrutar de rutas interminables al son del viento y el sol.
Para ello Mercedes lo dotó de una carrocería fabricada en CFRP, una especie de plástico reforzado con fibra de carbono, que además de ser más resistente que los materiales empleados convencionalmente cuenta con la ventaja de un peso muy ligero, que variaba entre los 30 y los 50 kilos, dependiendo del acople de carrocería seleccionado, por lo que el intercambio de las partes que daban como resultado una u otra carrocería era muy sencillo y cómodo.
El mecanismo utilizado para el cambio y anclaje de las diferentes variantes también fue estudiado para que el intercambio de estas fuera lo más eficiente posible. Para ello la marca germana dotó al VRC de un sistema formado por varios motores eléctricos, que una vez presentada la pieza sobre la carrocería, llevaban a ésta hasta su posición final, dándole el ajuste necesario. Una vez colocada por medio de ocho puntos de anclaje, se fijaba manualmente a los pilares y marco de la luna delantera.
Con el VRC la marca germana buscó ante todo la versatilidad y comodidad para los propietarios de estos, llegando incluso a visionar puntos de atención al cliente para el intercambio de las partes móviles de la carrocería, por medio de pequeños alquileres y sin que el cliente tuviera que adquirirlas
Además, Mercedes-Benz dotó al VRC de sistemas electrónicos hasta ahora nunca vistos y que posteriormente fueron utilizados por otros modelos de la marca, como por ejemplo el ABC (Active Body Control), que posteriormente se estrenó en el modelo CL de 1999, que permitía saber en todo momento la inclinación de la carrocería por medio de sensores instalados en ella. A nivel mecánico el VRC contaba con tracción delantera y cambio automático por medio de variador continuo.
En su interior disponía de un sistema de navegación que ese mismo año se puso a la venta en los opcionales de la Clase S. Además, se empleó una pantalla a color para el uso de este, que posteriormente se agregó al equipamiento de los W220 tres años más tarde.
Contaba con control central por medio de un pequeño joystick (algo que hubo que esperar 10 años más hasta que este se estrenó definitivamente en la Clase S de 2005, W221) de las funciones electrónicas que se mostraban en la mencionada pantalla instalada en su salpicadero, que entre otras cosas controlaba la configuración del aire acondicionado, pasando por los niveles de aceite del motor o refrigerante, e incluso el sistema de encendido de luces.
Algo muy curioso es que, una vez en marcha, el joystick solo se activaba si quien hacía uso de él era el pasajero, mediante un sensor que detectaba si era la mano derecha o izquierda quien intentaba darle uso. Con esto Mercedes nos da habida cuenta del trabajo realizado en este concept car en materia de seguridad, siendo algo prioritario en la creación de todos y cada uno de sus automóviles desde sus inicios.
Pero la marca de la estrella no terminó ahí de mostrar la tecnología que se gestaba en su seno y que posteriormente se fue aplicando en sus nuevos modelos. En este VRC se volcó en este aspecto y también incorporó una pequeña pantalla de seguridad en el centro del cuadro de mandos, que evaluaba el estado del tráfico y avisaba del incumplimiento de la distancia de seguridad mediante un radar de proximidad o del exceso de velocidad según la señalización de tráfico.
También, y de forma eléctrica, usando la tecnología denominada por la marca drive-by-wire, se manejaban tanto dirección como frenado, suprimiendo de este modo todo el conjunto mecánico que habitualmente se usa para estas labores. Todavía no hemos visto esto en modelos de gran serie.
Lo que queda claro es que este automóvil fue el inicio de muchas cosas, donde la marca germana experimentó en varios campos que posteriormente llevó a sus nuevos vehículos de producción, y que además sentó las bases de vehículos más versátiles y útiles para sus propietarios.
J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS