El coche que os traemos hoy, el Mercedes-Benz Lotec C1000, es la conjunción de dinero y ansia de poseer el automóvil más rápido sobre la faz de la Tierra. Fue allá por 1995, cosa que se le ocurrió a un magnate del petróleo afincado en Emiratos Árabes Unidos por aquellos tiempos, y que encargó a la marca germana la construcción de este híperdeportivo.
El caso es que lograron su cometido, creando además de un coche único en el sentido literal de la palabra, un automóvil capaz de batirse con cualquier deportivo de su época, además de lograr alcanzar la misma velocidad punta que el Bugatti Veyron conseguía 10 años después de la fabricación del C1000.
Los ingredientes para este explosivo cóctel son muchos caballos de potencia unido a un ligerísimo peso. Para ello se dotó al Lotec C1000 de una liviana carrocería en fibra de carbono que dejaba el tarado final en 1.080 kilogramos, conjuntado con un bloque de Mercedes-Benz utilizado en el grupo C para correr en Le Mans a finales de los 80.
Tenía código interno M117, un 5.6 de ocho cilindros con configuración mecánica en V, asistido por dos turbocompresores firmados por Garrett y asociado a un cambio manual de cinco relaciones fabricado por Hewland. El resultado, como cabe esperar, es magistral, con unas cifra de 1.000 CV y unas prestaciones de 431 km/h de punta con una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 2,8 segundos.
El Mercedes-Benz Lotec C1000 es una mezcla de potencia y exclusividad al alcance de unos pocos, ya que todo en él está creado a base de componentes y materiales de “élite”, como el carbono o su propulsor de 1.000 CV
El Lotec C1000 contaba con discos ventilados AP IMSA y neumáticos 265/40 R17 en el tren delantero y 335/35 R17 para su parte posterior. En cuanto a las medidas exteriores de este increíble automóvil, quedan en 4.300 mm de longitud, por 2.000 mm de anchura y 1.150 mm de altura.
Dentro del habitáculo del Mercedes-Benz Lotec C1000 destaca el color rojo empleado para forrar en cuero la mayoría de sus piezas. Con el puesto de conducción al lado derecho es digno de mención la posición en la que se instaló la palanca de cambio, también a la derecha del conductor.
Tanto pedalier como dirección son regulables, buscando de este modo la mejor posición para su pilotaje. Además del cuero, el carbono fue empleado para rematar partes del habitáculo como su túnel central, hecho a base de paneles del ligerísimo material.
Exteriormente su carrocería destaca por unas colosales entradas de aire laterales, típicas de la época en los deportivos más contundentes, además de su trasera con un alerón de generosas dimensiones que ayudaba a la aerodinámica final del conjunto, o su doble salida de escape sobre un paragolpes con dos tomas de aire justo debajo de estas. En su óptica trasera de una sola pieza se podía leer justo en el centro de esta el modelo frente al que estábamos.
Lo cierto que tanto su vista trasera como si lo hacemos desde arriba, pareciera un caza usado por el ejército, ya que la cabina totalmente acristalado lateral y frontalmente, toma la forma empleada por los aviones militares, con un gran parabrisas panorámico delantero. Detalles como la aperturas de las puertas mediante pulsadores instalados en la parte inferior de estas, o esas impresionantes llantas de garganta cromadas, dan al Lotec C1000 un aspecto exclusivo y único a partes iguales.
Pero la realidad de este automóvil es que prácticamente no ha pisado la calle en la última década. Desde que su primer propietario decidió venderlo por la irrisoria cantidad de 200.000 dólares, algo totalmente incomprensible teniendo en cuenta su coste inicial, a partir de ahí ha pasado por varias casas de subastas, la página de ventas internacionales eBay, incluso por medio de varios concesionarios de automóviles de lujo de la costa californiana.
Allí recaló a finales de la década del 2000, intentando conseguir con su venta poder aproximarse al precio inicial de 3,4 millones de dólares que pagó su primer propietario para que lo fabricaran en 1995. En su odómetro, de hecho, tan solo marca algo más de 2.500 kilómetros, una herejía en toda regla, ya que no se le ha dado apenas uso a lo largo de sus 25 años de vida, y esperamos que esto cambie próximamente.
Aunque tal y como se presenta el mercado de este tipo de automóviles es más probable que termine dentro de una urna en la mansión de algún multimillonario.
J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS