Coche del día: Lancia Dedra 2.0 i.e.

Coche del día: Lancia Dedra 2.0 i.e.

Quizá, la opción más equilibrada y lógica de la gama


Tiempo de lectura: 3 min.

El Lancia Dedra 2.0 i.e. no era la versión más prestacional, ni tampoco la más barata, del sedán italiano. Sin embargo, si representaba la variante más lógica y, al mismo tiempo, la más interesante; un equilibrio entre prestaciones, precio y equipamiento, que no tenían el resto de opciones de la gama. No obstante, tenía un problema, y es que estaba metida hasta el fondo en una de las categorías más competidas de su segmento…

Lancia, entre los años 80 y los años 90, todavía podía presumir de plantar batalla a todos los fabricantes de Europa, aunque también es cierto que su imagen ya se había visto afectada por entonces y las cosas no iban tan bien como cabría esperar. No obstante, tampoco fue un problema que impidiera la aparición de coches como el Lancia Thema 8.32 o el Lancia Dedra HF Integrale, automóviles que destacaban por encima de la media por sus prestaciones y, por supuesto, por su concepción. Eran coches que podían plantar batalla a modelos de mucha mayor categoría.

El caso es que, como empresa, Lancia vivía de vender coches y las ventas se centraban en otras categorías, como la “dos litros”, donde la batalla era encarnizada en aquellos años y donde el Lancia Dedra 2.0 i.e. tenía mucho trabajo por delante, no en balde, todos los fabricantes generalistas tenían propuestas en dicha categoría y eso suponía que el Dedra se tenía que ver las caras con modelos como el Honda Accord, el Rover 620i, el Renault 21 y luego con el Laguna, el Ford Sierra, el Peugeot 405…

Aunque no podía competir con sus rivales directos con todas las garantías, superaba a todos con detalles como una tapicería de Alcantara

Lancia Dedra 2 0 i e (2)

No era, como se imagina uno, una convivencia tranquila y cualquier fallo era una sentencia, o casi. Sin embargo, en Lancia optaron por montar un “viejo” motor con culata de ocho válvulas que no estaba a la altura de la competencia, a pesar de tener una versión algo más moderna y con culata multiválvula –estaba ligado, exclusivamente, al Lancia Delta–. Según la revista Autopista –número 1.801–, era un motor ruidoso, con un consumo algo elevado y, por culpa del catalizador, también perdió un poco de capacidades, como ocurría con todos los motores obligados a catalizar en aquellos años.

Hablamos de un cuatro cilindros transversal de 1.995 centímetros cúbicos de carrera larga –84 por 90 milímetros para diámetro y carrera–, “todo de aleación”, dos árboles de levas e inyección Weber, capaz de rendir, según datos oficiales, 120 CV a 5.750 revoluciones y 16,8 mkg a 3.300 revoluciones. Y aclaramos eso de “datos oficiales”, pues según la revista antes mencionada, el motor apenas alcanzaba los 108 CV, al tiempo que superaba ligeramente los 15 mkg. Quizá por eso tardaba 12 segundos en alcanzar los 100 km/h desde parado o los 1.000 metros en 33,40 segundos. El 80 a 120 km/h en quinta se hacía en 16,81 segundos y los 1.000 metros desde 50 km/h, en quinta, en 37,78 segundos.

El Lancia Dedra 2.0 i.e. también tenía que lidiar con un esquema de suspensiones menos evolucionado que sus rivales, concretamente McPherson delante y ruedas tiradas detrás. Sí, es cierto que se trata de una configuración muy probada y que ofrece muy buenos resultados, pero no puede hacer nada frente a suspensiones independientes de tipo paralelogramo, como tenía, por ejemplo, el Mitsubishi Galant. Al menos, como buen coche italiano, la agilidad era uno de sus mayores argumentos, al igual que la viveza de reacciones.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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