Aunque empezó fabricando pequeños motores para la conversión de bicicletas, Honda llegó a ser en muy pocos años una de las marcas de vehículos más interesantes del panorama mundial. Primero en el mundo de las dos ruedas – para 1955 ya era la empresa motociclista hegemónica en Japón – y después en el de cuatro. De hecho, la mejor prueba de esto no es sólo su gran gama de automóviles masivos destinados a las nuevas clases medias. Sino también el temprano énfasis que tuvo por entrar en la F1, anunciando en Occidente la nueva ola deportiva que estaba por salir desde el país del sol naciente. Un proceso donde el Honda RA272 se alza como un icono incontestable.
Tanto así que muchos lo consideran uno de los monoplazas más emblemáticos en toda la historia de la categoría reina. Debates aparte, lo cierto es que el Honda RA272 no sólo ha quedado como uno de los modelos visualmente más llamativos. Sino como el primero en llevar a la industria nipona del automóvil a lo más alto de la F1 ganando el GP de México en 1965. La última del campeonato para los motores de 1,5 litros, donde este monoplaza pilotado por el norteamericano Richie Ginther también fue responsable de llevar a Goodyear hasta su primera victoria en la F1 como proveedor de neumáticos.
Dos referencias que ya valdrían de por sí para cualquier aficionado a la F1 de cara a justificar la entrada del Honda RA272 en los puestos de honor del automovilismo deportivo. Pero hay más. Y es que este modelo es parte de una evolución realizada por Honda para asegurarse el éxito en la F1, habiendo empezado una apuesta por los motores V12 en un momento donde las carreras de esta categoría estaban dominadas por los V8. Sólo tímidamente cuestionados por Ferrari, la cual experimentaba en aquel momento con los V6 y los V12 planos bajo la dirección de Mauro Forghieri aunque finalmente siguió usando los V8 con el Ferrari 158 de 1964.
En una época en la que la F1 estaba dominada por los motores V8, Honda apostó por un V12 a 60º para su estreno en la competición y la victoria en el GP de México 1965
Honda RA272, un golpe encima de la mesa
Más allá de los primeros tiempos de Ferrari y su idea de vender coches de serie para financiar las carreras, lo normal en el automovilismo deportivo es que las carreras sean un escaparate tecnológico para ayudar a vender coches en los concesionarios. De esta forma, casi todas las marcas masivas han entrado en la competición después de haber asentado adecuadamente sus gamas de turismos en el mercado. No obstante, en el caso de Honda esto no fue así. Consciente de que debía dar el salto al mundo de la automoción, la casa nipona presentó en 1963 sus dos primeros modelos con cuatro ruedas.
El primero fue la camioneta T360. Un pequeño vehículo industrial apegado a la tradición práctica del automovilismo nipón de postguerra, pensado para satisfacer las necesidades de los pequeños empresarios en una red urbana cada vez más densa. El segundo fue el pequeño y encantador roadster S500. Con un motor de escasa potencia pero al tiempo muy capaz de subir de vueltas, ofreciendo una conducción deportiva bastante efectiva si además sumamos su poco peso y corta distancia entre ejes. Pura emoción a la forma y manera de los kei car japoneses.
No obstante, lo más interesante de todo este salto al automovilismo fue la aparición de un ambicioso programa para entrar en la F1. De esta forma, en 1963 el Honda RA272 tuvo un necesario antecesor en el RA270. Prototipo y base de ensayo para las carreras, el cual no llegó a competir como sí lo hizo en 1964 su sucesor, el RA271. Construido en base a un inteligente monocasco de aluminio tal y como lo hiciera dos años antes el revolucionario Lotus 25, éste sí fue el primer monoplaza de Honda en entrar a un gran premio de F1.
La entrada de Honda a la F1 fue de la mano de su propio estreno en el mercado automovilístico, siendo toda una declaración de intenciones en lo referido a nivel tecnológico
Un modelo que tras haber señalado como semejante a una de las creaciones de Colin Chapman podría darnos una sensación de ligereza, aunque en verdad pesaba unos sesenta kilos más que el Ferrari 158. Eso sí, la razón obviamente no estriba en su chasis sino en el motor. El mismo gran V12 a 60º responsable de propulsar en 1965 al Honda RA272, capaz de entregar 230 CV a 13.000 revoluciones por minuto. Una cifra espectacular, más aún cundo Honda incluso declaró la capacidad del coche para subir hasta las 14.000. Sencillamente sensacional. Otra de las características que, sin duda, hacen del Honda RA272 uno de los modelos clave en la historia de la F1.
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Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS