A finales de la década de los 90 desembarca en España la marca coreana Galloper, perteneciente a Hyundai Precision, para seguir vendiendo y produciendo los antiguos Mitsubishi Pajero y Montero bajo licencia de la marca japonesa. Los primeros se venderían bajo la denominación Galloper Exceed con un ligero lavado de cara tanto exterior como interior y los segundos como Galloper Super Exceed sin prácticamente modificaciones evidentes.
A medida que Mitsubishi iba finalizando progresivamente la producción del Montero/Pajero de segunda generación, iría introduciendo en el mercado el Montero DI-D con motor de inyección directa de 165 CV de potencia, chasis autoportante y suspensión independiente en ambos ejes.
El Galloper Exceed de 3 puertas competía en ventas con el Terrano II de 100 CV (125 CV con intercooler) y se vendía en dos acabados diferentes, una denominada Confort que correspondería a la versión básica y que costaba alrededor de 17.000 € y la versión LX que se vendía por 20.000 € incorporando un mejor equipamiento interior. Exteriormente, esta última incluía unas molduras laterales pintadas en color gris, unos voluminosos pasos de rueda del mismo color y unos neumáticos de 265/70-15″ que no favorecían su manejo en carretera por culpa del gran ángulo de deriva que padecían, dando un mejor resultado los neumáticos 235/75-15″ de la versión básica.
Su chasis mantenía una configuración clásica de largueros y travesaños al que se fijaba la carrocería y las suspensiones. La delantera de paralelogramo deformable estaba compuesta por un doble brazo realizado en chapa estampada (el inferior adolecía de falta de robustez) barras de torsión longitudinales, amortiguadores y barra estabilizadora. La trasera contaba con dos brazos longitudinales que trabajaban junto con una barra Panhard en el guiado del eje rígido y para controlar los movimientos de la carrocería dependía de una barra estabilizadora, muelles y unos blandos amortiguadores.
Era sumamente sencillo confundir un Galloper Exceed con un Mitsubishi Pajero (entonces, todavía se llamaba Pajero)
Aunque también hubo una versión especial de gasolina, el mercado se decantó principalmente por las dos versiones que incorporaban el motor diesel de cuatro cilindros y 2.476 cc montado longitudinalmente. Utilizaba una bomba de tipo rotativa para alimentar mediante inyección mecánica indirecta al propulsor, incorporando también un turbo y un intercooler con el que era capaz de producir una potencia de 105 CV a 4.000 rpm y un par máximo de 240 Nm a 2.000 rpm. Con estas características y con un peso de 1.745 kg podía alcanzar una velocidad máxima real de 145 km/h y hacer la prueba de aceleración de 0-100 km/h en 15 segundos, a la vez que mantenía un consumo medio de 13 litros.
La caja de cambios de 5 velocidades contaba con unas relaciones de cambio más bien cortas que hacían que mantener velocidades de crucero por encima de los 120 km/h requiriese por parte del motor un gran esfuerzo al tener que ir en la zona alta del tacómetro. A la larga y con la reiterada insistencia de su propietario por exigirle el máximo rendimiento al propulsor, las mecánicas se resentían mostrando problemas en la culata, turbo o incluso en la bomba inyectora.
Su cadena cinemática contaba con un sistema de propulsión con el eje delantero conectable gracias a una caja transfer acoplada a la salida del cambio que incluía la posibilidad de seleccionar el rango reducido de velocidades. No disponía de diferencial central pero sí de un diferencial trasero de deslizamiento limitado que facilitaba las maniobras cuando alguna rueda trasera perdía el contacto con el suelo.
No sobresalía por su manejo en carretera, al que habría que catalogar de normal dado su peso y su configuración general pero pocas cosas eran capaces de pararlo fuera del asfalto con unos destacables ángulos de entrada y salida, además de contar con una interesante capacidad de vadeo de 87 cm. En cambio, la exposición a golpes de la caja transfer, del diferencial delantero y sobre todo del depósito de combustible hacía necesaria la instalación de una protección para todos estos elementos.
Sabiendo que provenía de un producto que empezó a venderse en 1982, padecía de ciertos defectos como el difícil acceso a las plazas traseras, la posición de conducción demasiado pegada a la puerta o los renovados aunque mejorables ajustes dentro del habitáculo, pero en contrapartida era un 4×4 robusto y más que probado que contaba con la garantía de una marca de reconocida solvencia como lo era Mitsubishi.
Javier Gutierrez
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