El Ford Orion 1.3 GL era la opción más básica que se ofrecía en la gama de modelo allá por 1984. Era un coche fabricado en España, en Almussafes, Valencia y estaba considerado, por tamaño y diseño, como un coche familiar y con cierta imagen. Conducir un Ford Orion en los años 80, ea conducir un coche encuadrado, según las revistas de la época, en un segmento medio/alto, y con unas grandes capacidades para viajar con cuatro o cinco adultos.

A mediados de los años 80 las cosas eran muy diferentes, como se puede imaginar. Por entonces, la carrocería sedán otorgaba una imagen de “coche caro”, era un coche aspiracional, el que todo los querían tanto como coche familiar, o como coche simplemente para presumir. Todos los fabricantes tenía en su gama carrocería de tres cuerpos, en ocasiones varias opciones en distintos segmentos, como es el caso de Ford, que tenía el Ford Sierra, el Ford Scorpio –llegaría en 1985– y el Ford Orion. El Orion era el más pequeño y lo compartía todo, o casi, con el Ford Escort.

Con el motor de 1.300 centímetros cúbicos, Ford ponía en circulación un coche de tipo familiar, pero con un motor de potencia y consumos contenidos. Una opción que, además, permitía ponerlo a la venta a un precio accesible: 1.065.470 pesetas, 6.404 euros –unos 23.752 euros con IPC añadido–. No obstante, como dato curioso, las pruebas de la época afirmaban que el motor no era, precisamente, un prodigio de economía y, al parecer, parte de culpa la tenían unos desarrollos de la transmisión excesivamente largos y obligaba a llevar una marcha más corta y el motor un poco revolucionado. –como ejemplo, la quinta tenía un desarrollo de 36,19 km/h a 1.000 revoluciones–.

La imagen del Ford Orion era bastante señorial, una tendencia que tenía muchos adeptos en la década de los 80

Aunque a mediados de los 80 fuera normal encontrar un coche como el Ford Orion con un motor muy pequeño, no quiere decir que todo fueran rosas en el camino. La revista Autopista, en el número 1.310, publicó una prueba del Ford Orion 1.3 GL –una comparativa con el Citroën BX 1.4 RE– y afirmaba que, a pesar del buen comportamiento, el motor se quedaba algo justo para un coche del tamaño y las aspiraciones del Orion. No en balde, hablamos de un cuatro cilindros de 1.296 centímetros cúbicos, dos válvulas por cilindro, alimentado por carburador, y capaz de rendir 69 CV a 6.000 revoluciones y 10,2 mkg a 3.500 revoluciones. Y no era un coche demasiado pesado, pues según catálogo, con depósito lleno se iba hasta los 924 kilos.

No era, como se puede esperar por las cifras del motor, un coche veloz. La velocidad máxima homologada era de 156 km/h, el 0 a 1.000 metros lo completaba en 36,4 segundos y los consumos anunciados por la marca, era de siete litros cada 100 kilómetros. No obstante, según la mencionada revista, el Ford Orion 1.3 GL era un coche al que se podría definir como agradable de conducir y con un motor elástico y de buen funcionamiento-, aunque el tarado de la suspensión, tirando a duro, hacía que una diferencia de presión en las ruedas de dos décimas, se dejara notar en la conducción.