En 1983 FIAT lanza al mercado el sustituto del 127, realizando una gran inversión en maquinaria y en robots de fabricación y ensamblaje, obteniéndose como resultado un claro aumento en la calidad de fabricación. Este coche daría comienzo a una etapa de éxitos comerciales en la firma italiana, como demostraron los más de 6 millones de FIAT Uno que se vendieron en Europa.
Seis años después de su lanzamiento, se le sometió a un lavado de cara exterior, adquiriendo la estética más aerodinámica de su hermano mayor, el FIAT Tipo. El interior también sufriría modificaciones, sustituyendo el salpicadero por uno de líneas más suaves, con el cenicero integrado en sus formas y un cuadro de mandos que se desharía de los famosos y discutidos satélites.
Tras el cambio estético, el FIAT Uno ganó 45 mm de longitud y seguía disfrutando de una carrocería autoportante estudiada para mantener un peso aquilatado según fuera de 3 o 5 puertas, además de reducir su exposición a la corrosión, manteniendo los refuerzos estructurales transversales en el interior del habitáculo para evitar así la acumulación de humedad. Otra de sus soluciones para luchar contra el óxido fue sustituir el mayor número de piezas metálicas por elementos realizados en plástico, como por ejemplo la pieza situada bajo el parabrisas y destinada a suplir de aire a la cabina de pasajeros.
Las suspensiones delanteras eran de tipo MacPherson guiadas inferiormente mediante brazos transversales, siendo las traseras de tipo semiindependiente al llevar instalado un compacto eje torsional, complementado por muelles y amortiguadores que hacía que el maletero disfrutase de una gran capacidad (298/271 litros). El equipo de frenos dedicado a detener sus 830 kg de peso disponía de un eficaz equipo mixto de discos delanteros y tambores traseros.
Su motor de 4 cilindros en línea transversal derivaba del anterior motor de 1.301 cc y provenía del empleado para motorizar al FIAT Tipo, contando esta vez con una cilindrada de 1.431 cc. Estaba equipado con dos válvulas por cilindro accionadas directamente por un árbol de levas situado en la culata y conectado al cigüeñal mediante una correa dentada. En esta ocasión estaba alimentado mediante un sistema de inyección electrónica monopunto en vez del carburador de doble cuerpo instalado en su hermano mayor, proporcionando una potencia de 72 CV a 6.000 rpm y un par máximo de 108 Nm a 3.250 rpm.

El FIAT Uno acabó por adoptar muchos rasgos de su hermano mayor, el Tipo, y casi se podría decir que era una versión de menor tamaño
De funcionamiento suave y sin vibraciones, tenía un empuje lineal a pesar de presentar algún que otro tirón a bajas revoluciones y soportando relaciones de cambio largas. Su caja de cambios de 5 velocidades conjugaba unos acertados desarrollos aprovechables tanto en ciudad como en carretera con un mejorado manejo de la palanca que todavía no era del todo perfecto por su falta de precisión. Una de las ventajas de su sistema de alimentación era la obtención de unos consumos bastante ajustados, llegando a obtener un consumo medio de 7 litros, con el que se llegaba a tener una autonomía más que decente de su pequeño depósito de 42 litros.
El acabado SX era uno de los más altos de la gama, haciendo que en el interior la tapicería de los cómodos y mullidos asientos fuesen a juego con los paneles de las puertas y la moqueta, sin menoscabo de una buena calidad de acabados que no llegaba al nivel de los Ford Fiesta. El FIAT Uno siempre destacó por tener una altura de la carrocería por encima de la media del segmento, provocando una gran amplitud y luminosidad interior. Esto también facilitaba el acceso al coche, incluso a las plazas traseras en las versiones de 3 puertas, donde el plegado del asiento delantero facilitaba mucho las cosas. Con una buena posición al volante, el conductor disfrutaba de un asiento que recogía el cuerpo adecuadamente y de un completo tablero de instrumentos con mandos más convencionales y sobre todo más ergonómicos. Su equipamiento estaba a un alto nivel dentro la categoría, contando con elevalunas eléctrico, cierre centralizado, luces antiniebla, etc.
Con un sano comportamiento en carretera, el FIAT no tenía problemas para mover de forma ágil los 830 kilos de peso que daba en la báscula, gracias a su nuevo propulsor que empujaba desde bajas revoluciones y a un acertado desarrollo del cambio de marchas. Como todo tracción delantera, a pesar de la precisa dirección, presentaba un suave subviraje a la entrada de la curva al que le acompañaba una inclinación de la carrocería, algo acusada por su altura, pero que en ningún momento resultaba preocupante. Las firmes suspensiones mantenían en todo momento las ruedas de medidas 165/65-13” en contacto con el asfalto, proporcionando una eficaz y dosificable frenada, resistente a su uso continuado.
Aunque poseía un precio superior a la versión anterior de unos 8.500 €, este estaba acorde con sus contrincantes de la categoría como el Ford Fiesta 1.4 CLX, el Renault Clio 1.4 RT, el Peugeot 205 GT, el Citroën AX GT o incluso el SEAT Ibiza 1.5 GLX, todos impulsados por un motor alimentado mediante carburador y de mayor potencia. Solamente el Opel Corsa GL 5 puertas de 75 CV se quedaba un poco por debajo con un precio de 8.250 €.
Javier Gutierrez
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