Coche del día: FIAT Seicento Suite

Coche del día: FIAT Seicento Suite

La versión más cuidada del urbano italiano


Tiempo de lectura: 4 min.

El FIAT Seicento Suite fue una de las muchas variantes que ofreció el pequeño urbano italiano a lo largo de su vida comercial. Pero que nadie se deje engañar por el apelativo “suite” –nombre que recibe una habitación “de lujo” en un hotel–, pues era tan básico como cualquier otro Seicento aunque se situaba en la gama como la variante más completa.

Corría el año 1997 cuando se puso en circulación el FIAT Seicento. Era el reemplazo del FIAT Cinquecento, con el que compartía más cosas de las que podía parecer a simple vista. Se podría decir que el Seicento era, sin lugar a dudas, una evolución del Cinquecento, con el que se pretendía asaltar el trono de los urbanos, que, por entonces, formaban una parcela de mercado con bastante movimiento.

Los coches del segmento A siempre han sido opciones muy sencillas, con motores pequeños y de potencia contenida, ideales para moverse por el centro de las grandes ciudades y casi perfectos para quienes no necesitaban más que un simple vehículo para desplazarse de un punto a otro. Su precio les hizo relativamente populares y la oferta se multiplicó, sobre todo gracias a la llegada de modelos orientales como el Daewoo Matiz.

El Seicento Suite pretendía ser una versión con un aspecto y un equipamiento algo más cuidados. Por ejemplo, montaba paragolpes del color de la carrocería, aire acondicionado, cierre centralizado y elevalunas eléctricos, todo de serie, mientras que dejaba como un extra cosas como las llantas de aleación o el ABS y los airbags frontales. Su precio era de 1.390.000 pesetas, poco más de 8.350 euros –de 1997, equivalentes a 15.823 euros si añadimos el IPC hasta diciembre de 2024–, una tarifa que no era la más baja del segmento y daba acceso a un coche que no podía montar, ni como opción, dirección asistida –se ofrecería poco después de su lanzamiento–.

FIAT Seicento Suite (1)

No era el más rápido del segmento, tampoco el más equipado ni el mejor en comportamiento, y tampoco era el más barato

También había que aceptar la presencia de un motorcillo sin grandes aspiraciones. Conocido como Fire y con una larga vida comercial detrás, hablamos de un cuatro cilindros con 1.106 centímetros cúbicos, culata de un solo árbol de levas y ocho válvulas e inyección, capaz de rendir 54 CV a 5.500 revoluciones y 86 Nm a 3.250 revoluciones. Un propulsor que, como se puede comprender, tenía como objetivo mover con cierta dignidad un conjunto que rondaba los 750 kilos de peso. El caso es que, no se sabe muy bien por qué, el FIAT decidieron poner unos desarrollos del cambio muy largos y espaciados entre sí. Sirva de ejemplo que la cuarta tenía un desarrollo de 28,5 km/h a 1.000 revoluciones, mientras que la quinta se iba hasta los 35,7 km/h a 1.000 revoluciones.

Por ello, si la potencia ya era justa, con esos desarrollos acabaron por matar las pocas prestaciones que se podrían haber logrado. El 0 a 100 km/h era eterno o casi: 14,8 segundos, y los 1.000 metros con salida parada llegaban en 38,7 segundos. El 80 a 120 km/h en cuarta lo hacía en 27,1 segundos y no superaba los 150 km/h.

Todo eran señales claras de que se trataba de un coche para circular por ciudad y poco más. Sin embargo, según revistas como Coche actual, no era un coche especialmente agradable de conducir. Al parecer, los pedales estaban muy juntos y eran pequeños, el hecho de no tener dirección asistida hacía incómodas las maniobras, la guantera no tenía tapa y se caían las cosas que se dejaban en ella, los retrovisores eran pequeños y su regulación incómoda y para colmo, la habitabilidad era la peor del segmento –incluso peor que el Cinquecento al que sustituía–.

No todo era malo, el FIAT Seicento Suite destacaba por una cosa: consumos. En ciudad, su hábitat natural y donde más combustible se gasta, el consumo rondaba los 6,6 litros de media, una cifra que, para 1997, no estaba nada mal.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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