FIAT, actualmente, centra su actividad comercial en coches pequeños y, sobre todo, en el FIAT 500. El catálogo de la marca presenta opciones que cubren, más o menos, los segmentos más demandados, pero es una simple sombra de lo que ofreció en el pasado. Y no lo decimos por La Macchina, el genial FIAT Coupé diseñado por Pininfarina, que también, sino por otros modelos que hoy son mucho menos apreciados que el Coupé, o que el FIAT Barchetta, que también resulta un coche bastante interesante.
En esta ocasión, nos referimos a coches como el FIAT Croma Turbo i.e., un modelo que apareció en 1985 para reemplazar al FIAT Argenta –un coche, por cierto, que fue reconocido, tanto en Alemania como Suiza, por su contratada fiabilidad– y que fue el resultado de un proyecto en colaboración con Lancia, Alfa Romeo y SAAB, que se basaba en el desarrollo de una plataforma compartida, la llamada Type Four, que sirvió para crear el Lancia Thema, el Alfa Romeo 164 el SAAB 9000, aunque esto seguramente ya lo sabíais porque es una de las cosas que más se ha comentado de este cuarte de modelos. Lo que quizá no se ha dicho tanto, es que todos los modelos estaban destinados al segmento E, salvo el FIAT, que se enfocó en el segmento D.
Con el Croma, FIAT ponía en circulación su primera berlina –aunque tiene tres volúmenes, tiene cinco puertas– con motor transversal y tracción delantera y a pesar de lucir una línea bastante equilibrada, dibujada por Giorgetto Giugiaro, que además, alcanzaba los 4,49 metros de largo, 1,76 metros de ancho y 1,43 metros de algo, con una batalla de 2,66 metros. Es decir, para su época, era todo un “señor coche”, con capacidad para una familia y su equipaje. Sin embargo, aunque su exterior era interesante, su habitáculo tenía formas más simples, aunque no por ello menos versátiles.
El FIAT Croma Turbo i.e. fue una de las sus versiones más interesantes, animada por un motor que hoy podría parecer muy normalito, pero que entonces, allá por finales de los 80 y comienzos de los 90, hacía que fuera una pasada. Se trata de un cuatro cilindros de do litros –1.995 centímetros cúbicos– de carrera larga –90 milímetros de carrera–, sobrealimentado por un turbo, que funcionaba en conjunto con un sistema de inyección electrónica, dos árboles de levas en cabeza y una compresión de 8 a 1, que rendía 155 CV a 5.250 revoluciones y 235 Nm de par a 2.350 revoluciones. Era el mismo motor del Lancia Thema Turbo i.e., pero en este caso se prescindía de árboles de equilibrado y de función overboost, uno de los motivos por los que son 155 y no 165 CV, como en el Thema. La transmisión era manual de cinco relaciones.
Según revistas de la época, no era un coche lento. La velocidad máxima se cifraba en 210 km/h, el 0 a 100 km/h lo completaba en ocho segundos, los 400 metros con salida parada en 15,6 segundos y los 1.000 metros, también con salida parada, en 29,2 segundos. Las recuperaciones de 80 a 120 km/h en cuarta se lograban en 105, segundos y en quinta, en 12,6 segundos. Para la edad del coche, no está nada mal. Como curiosidad, los medios de entonces ofrecían consumos a 180 km/h de crucero, los cuales, se cifraban en 15,8 litros.
Además, su equipamiento era bastante completo: ABS –opcional–, dirección asistida, elevalunas eléctrico, cierre centralizado… se podía pedir hasta climatizador y algo muy llamativo: cinturones traseros enrollables. Su precio era de 3.124.310 pesetas – 18.777 euros–,equivalentes a unos 52.300 euros en 2023.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS