En el año 1995 se ponía a la venta el que estaba llamado a suceder al Citroën AX, un modelo cuyo éxito de ventas fue notable. Pero no se dejaba todo de lado, pues la plataforma, los motores y algunos componentes se compartían con el sucesor, cuyo desarrollo se conoció internamente como “Proyecto S8”. Hablamos, obviamente, del Citroën Saxo, un coche que tuvo un primo en Peugeot.
La presentación oficial tuvo lugar durante la celebración del salón de Ginebra allá por 1992. Su diseño se alejaba bastante del visto en el AX, y para ser sinceros, una comparación directa dejaba claro que el nuevo Saxo era un coche más convencional, con formas redondeadas y volúmenes tradicionales en el segmento. No obstante, esas características fueron un acierto, ya que las ventas pronto despuntaron.
Merece la pena destacar que, por dimensiones, el pequeño Citroën Saxo hoy estaría encuadrado en el casi extinto segmento A, pero en aquellos años era todo un segmento B y entraba en lucha directa con los SEAT Ibiza, Ford Fiesta u Opel Corsa, por mencionar algunos rivales directos. También hay que destacar que su primo en Peugeot, el 106, apareció algunos años antes –en 1991– y fue el modelo que Citroën empleó como punto de partida para el desarrollo del Saxo. De hecho, es fácil encontrar similitudes entre los dos modelos.
La gama de motores era, para la época, interesante. De entrada, contaba con un total de cinco opciones a gasolina, más una diésel atmosférica, que resultó ser un auténtico éxito de ventas –gastaba muy poco y era casi irrompible–. Los gasolina partían de un sencillo bloque 1.0 con 50 CV, seguido de un 1.1 con 60 CV y un 1.4 de 75 CV. Como máximos exponentes, un bloque 1.6 de 90 CV y el más deseado de todos, el 1.6 de 120 CV que daba vida al Citroën Saxo VTS.
El Saxo, además de un coche práctico, sencillo y sí, atractivo, también fue un buen coche de carreras. Tuvo versiones homologadas como kit car y Super 1600 y se coronó como Campeón Mundial de Rallye Junior en 2001 y 2002. También contó con una copa monomarca: la Citroën Saxo Cup –este reportaje de Retro Racing os cuenta todos sus secretos–.
La vida comercial del Saxo fue larga y fructífera. Después de recibir un lavado de cara a finales de 1999, con el que recibió cambios en su diseño –inspirados en los rasgos estrenados por el restyling del Xsara– y mejoras en los motores –el bloque 1.6, por ejemplo, pasó de 90 a 100 CV–, la firma francesa decidió parar la producción en el año 2003. Para entonces, se había presentado el Citroën C3 –en 2001–y justo el mismo año que cesó la fabricación del Saxo, se presentó el Citroën C2. Curiosamente, ambos modelos se consideraron como sucesores del Saxo.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS