Coche del día: Citroën C4 sedán 1.6 HDi

Coche del día: Citroën C4 sedán 1.6 HDi

No era el coche más agraciado, pero tenía un maletero gigante


Tiempo de lectura: 3 min.

El Citroën C4 sedán 1.6 HDi no fue el coche más agraciado estéticamente. Los diseñadores alargaron un coche que, al parecer, no había sido ideado para tener una carrocería de tres volúmenes y eso, cuando intentas cambiar el tipo de carrocería, se nota. Aun así, no cabe duda de que era un verdadero Citroën, con una imagen, cuanto menos, peculiar, que ofrecía muchos más argumentos de los que parecía a simple vista y que su peculiar imagen ocultaba.

Cuando Citroën reemplazó al Xsara, lo hizo con un claro regreso hacia sus orígenes, o al menos, hacia lo que todos teníamos en mente que era un Citroën: un coche de imagen muy particular, soluciones interesantes, precios contenidos y funcionamiento muy decente, con especial atención al confort de marcha. Además, llegó con dos carrocerías muy diferenciadas, el cinco puertas y un muy bello coupé que fue todo un éxito de ventas. Lo que no se esperaba nadie, era la aparición de un sedán, de hecho, si analizamos detenidamente la carrocería del C4 sedán, da la impresión que ni siquiera en Citroën tenían pensada la puesta en escena de una carrocería de tres volúmenes.

Donde más se nota esa sensación, es en la vista lateral, donde se puede ver claramente la parte trasera y como el diseño muestra rasgos de haber sido creado a posteriori, con una armonía entre volúmenes que brilla por su ausencia. Sin embargo, aunque poco equilibrado –al menos en un primer vistazo–, el Citroën C4 escondía muchas sorpresas, como una longitud total de 4,78 metros y una capacidad de maletero de 560 litros. No había otro coche de su tipo con un maletero así de grande, aunque esa era la ganancia real de su mayor longitud, porque las plazas traseras eran iguales a las del cinco puertas.

La vista lateral mostraba la imagen más criticada del C4 sedán

Citroën C4 sedán (2)

No fue un coche que tuviera una gran acogida, aunque se pueden ver bastantes por las calles y la mayoría con el motor 1.6 HDi, es más popular de la gama Citroën C4. Un motor de la era downsizing que sustituyó al 2.0 HDi sin perder, en teoría, prestaciones, pero mejorando consumos. Tenía 1.560 centímetros cúbicos y carrera larga –75 por 88,3 milímetros para diámetro y carrera–, culata multiválvulas, inyección por rail común, turbo de geometría variable e intercooler. La potencia era de 110 CV a 4.000 revoluciones y el par ascendía hasta los 24,5 mkg a 1.750 revoluciones. Era un propulsor que movía con soltura los algo más de 1.400 kilos que pesaba el C4 sedán y que podía mover un desarrollo en cuarta de 37,86 km/h a 1.000 revoluciones, y en quinta, de 47,03 km/h a 1.000 revoluciones.

Curiosamente, el Citroën C4 sedán 1.6 HDi no era un coche supercómodo, como uno se espera de un Citroën. Según decían las revistas, la suspensión era algo seca y se combinaba con una dirección que tenía muchísima reacción en los primeros grados del volante; el Citroën C4 sedán cambiaba de dirección casi con pensarlo.

En cuanto a precios, se podía considerar un coche accesible. La marca pedía 18.827 euros, aunque cosas como el control de estabilidad y el de tracción se pagaban aparte.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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