El Citroën C4 1.6 16v THP se perdió, eclipsado totalmente, por las versiones turbodiésel. Es, posiblemente, una de las variantes más interesantes del C4 –del restyling de la primera generación–, pero llegó al mercado en una época poco propicia para los motores gasolina. Aun así, todo aquel que no se dejó encandilar por el gasóleo, tenía en el C4 1.6 16v THP un coche que era mucho más rápido de lo que parecía y que, además, tenía un consumo bastante contenido para las prestaciones que ofrecía.
La primera generación del Citroën C4 rompió muchos moldes con su lanzamiento y logró convertirse en un destacado éxito de ventas. Comparado con el Citroën Xsara, el C4 era casi una nave espacial, un coche superfuturísta incluso en las soluciones, con aquel llamativo volante con el núcleo fijo. Unas características que se juntaron con una gama de precio interesante, un buen equipo de seguridad y motores turbodiésel de bajos consumos. Así era lógico que se vieran unidades por todas partes.
Sin embargo, eran unidades con motor diésel en su mayoría, aunque era posible encontrar alguna versión con carrocería coupé y el motor gasolina de 180 CV. Lo que resultaba algo más complicado, era encontrar versiones con motores gasolina de prestaciones más o menos elevadas, con carrocería de cinco puertas. Esta, de talante mucho más familiar, solía estar animada por motores diésel y no gasolina, aunque la oferta de la marca ofrecía una opción de lo más llamativa: un motor gasolina de 150 CV, cambio de seis relaciones y consumos de 6,9 litros de media.

Desarrollado junto a BMW, se conocieron algunos problemas de fiabilidad en las primeras unidades, aunque se subsanaron y resultó ser un motor bastante fiable y prestacional
Ese motor era el 1.6 16 THP, un bloque con cuatro cilindros, 1,598 centímetros cúbicos y carrera larga –77 milímetros de diámetro y 85,8 milímetros de carrera–, todo de aluminio, con culata multiválvulas, dos árboles de levas, inyección directa, turbo e intercooler, que rendía 150 CV a 5.800 revoluciones y 14,5 kmg entre 1.400 y 4.000 revoluciones. Un propulsor que, como hemos mencionado, anunciaba un consumo medio de 6,9 litros, buena cifra para el tipo de motor y las prestaciones, pero claro, los turbodiésel de la época anunciaban consumos alrededor de los cinco litros o incluso menos…
No era un coche deportivo, ni tampoco había intenciones de serlo. Las suspensiones tenían tarados suaves, muy del estilo de la firma francesa, con reacciones progresivas y calmadas, aunque con la justa firmeza para mantener las cosas controladas. Como buen coche francés, su mayor virtud era la capacidad rutera, aunque no se podía considerar que fuera un coche lento. Por ejemplo, el 0 a 160 km/h lo completaba en 22,17 segundos, el 0 a 400 metros en 16,18 segundos y el 80 a 120 km/h en quinta, lo completaba en 9,52 segundos.
Como curiosidad, el motor 1.6 16v THP fue un desarrollo conjunto con BMW y se podía encontrar también en los MINI y en algún BMW Serie 1 y BMW SErie 3 –los alamanes lo llamaron N13–.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS