Coche del día: Chrysler Sebring 2.0 16v LX Cabrio

Coche del día: Chrysler Sebring 2.0 16v LX Cabrio

Personalidad, confort y sabor americano a cielo abierto, pero con un motor al gusto europeo


Tiempo de lectura: 3 min.

El Chrysler Sebring 2.0 16v LX Cabrio fue un coche que pasó sin pena ni gloria por el mercado español y no por falta de atributos precisamente, pues aunque destilara esencia americana por todas sus juntas, no era una mala opción para aquellos que buscaban un coche diferente, con personalidad y con cierto regusto exótico.

Chrysler ha intentado establecerse en Europa en varias ocasiones y, por lo general, siempre ha tenido el mismo resultado, que viene a ser nada excepcional. La cuestión es que lo ha intentado con los mismos modelos que vendía en su mercado local, en Estados Unidos, cuyos gustos son bien diferentes a los europeos. Eso no quiere decir que fueran malos coches, simplemente, no cuadraban con los gustos que tenemos por aquí.

Sin embargo, con el Chrysler Sebring que reemplazó al Chrysler Stratus, los yankees ofrecían un coche de interesante imagen y prestaciones muy acordes con los gustos europeos, tan solo tenía un pequeño problema, por así decirlo, y es que por precios, militaba en el segmento dominado por el trío alemán –dícese de Audi, BMW y Mercedes–, donde las cosas eran muy, muy complicadas.

Frente a los alemanes, el Sebring tenía que ofrecer otras cosas que no se tenía en las gamas de Audi, BMW y Mercedes, y ahí es donde el Chrysler Sebring 2.0 16v LX Cabrio destacaba. Hablamos de un descapotable de cuatro plazas bastante aprovechables, con un diseño superpersonal, muy estilo “low & long”. No obstante, sus dimensiones exteriores eran enormes, con 4,91 metros de largo y 1,79 metros de ancho. También era un coche relativamente pesado para la época con sus 1.525 kilos, resultado, como cabe esperar, de los refuerzos efectuados en carrocería y chasis. .

Chrysler Sebring Cabrio desde atrás

Calidad e imagen de marca no estaban al nivel de sus principales rivales europeos, pero eso no impedía que tuviera cierto encanto

El precio no era moco de pavo, se iba hasta los 5.765.000 pesetas, unos 34.648 euros –unos 53.531 euros si le añadimos el IPC–, quizá algo elevado para un coche que estaba equipado con un motor de cuatro cilindros y 1.996 centímetros cúbicos. Es cierto que tenía culata multiválvulas con dos arboles de levas, inyección y todos los gadgets de la época, pero anunciaba 140 CV a 5.700 revoluciones y 19 mkg de par a 4.350 revoluciones, combinado con una caja de cambios manual de cinco relaciones.

Por precio y comparado con algunos rivales, como el Mercedes CLK 200 Kompressor, era bastante barato, pues el Mercedes, que además tenía 163 CV, costaba 7,3 millones de pesetas, 43.874 euros. También se podría comparar con el BMW 320i Cabrio, que con sus 170 CV, se iba hasta los 6,4 millones de euros, 38.465 euros. No obstante, ninguno de ellos ofrecía una imagen tan distintiva como el estadounidense.

De todas formas, quien se decantaba por el Chrysler Sebring Cabrio en su versión más accesible, adquiría un coche de suspensiones suaves y confortables, así como un cambio de accionamiento correcto. La velocidad no era su objetivo, de hecho, se encontraba más cómodo en carreteras de buen firme y curvas de radio amplio, donde las suspensiones y la configuración general del coche, permitían disfrutar del viaje.

Lástima los consumos, que con una media de 8,4 litros eran algo altos, aunque, al menos, el depósito aceptaba 61 litros.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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