El Buick Skylark es un buen representante de su época. Aún no había transcurrido una década desde la finalización de la II Guerra Mundial y la industria del automóvil se movía entre dos extremos: o bien se fabricaban utilitarios para acceder a un consumidor con los recursos muy justos, o bien se fabricaban mastodontes para los ganadores de la contienda. No hay duda, viendo las hechuras de este bonito convertible, a qué grupo pertenece.
La marca Buick nació en 1903 y en 1908 pasó a pertenecer a General Motors. En 1953 se presentó el Buick Skylark, un derroche de elegancia y buen hacer, que GM tuvo a bien considerar el modelo representativo del 50º aniversario de la filial. El coche pretendía ser un deportivo y algunos argumentos tenía para ello, como el poderoso motor de 5.276 cc, repartidos en ocho cámaras de combustión, que entregaba 188 CV. Las dos toneladas de peso ponían freno a tal pretensión.
Como eso de cumplir medio siglo no pasa todos los días, Buick decidió dotar de serie al Skylark con elementos que en otros coches eran extras con sobreprecio y algunos de ellos todavía hoy lo son: dirección asistida, caja de cambios automática, reglaje eléctrico de los asientos, servofreno, elevalunas eléctricos y hasta una radio que permitía buscar las emisoras con un mando que se accionaba con el pie. En una época en la que los calcetines blancos estaban bien vistos, la banda blanca sobre los neumáticos también lo era.
Delco
Más que la Historia, me gustan las viejas historias que huelen a asfalto, carreras y gasolina.COMENTARIOS