Coche del día: BMW X3 3.0i

Coche del día: BMW X3 3.0i

La versión más potente cuando comenzaron las ventas de la generación E83


Tiempo de lectura: 3 min.

El BMW X3 3.0i fue la versión más potente y prestacional de la primera generación del SUV alemán, la conocida como E83, una opción que estuvo disponible desde el primer momento. La firma alemana, como ha ocurrido en algunas ocasiones, inició las ventas del segundo SUV de su gama con las variantes más potentes con motores de gasolina, y el 3.0i de seis cilindros en línea representaba el máximo exponente. Sobre todo, porque nunca hubo un X3 M sobre la generación E83.

La buena acogida del BMW X5 animó a la firma alemana a seguir con su apuesta por ese tipo de vehículos, pero un escalón por debajo, donde las ventas, teóricamente, serían todavía mejores. De hecho, las previsiones eran muy optimistas, con un objetivo de 100.000 unidades anuales, una cifra bastante elevada para el segmento al que iba destinado. La cuestión es que, al inicio de las ventas, no se ofrecieron los motores diésel en todos los mercados y eso, en una época en la que el diésel dominaba las listas de matriculaciones, hizo que su entrada en el mercado fuera un poco lenta.

Sin embargo, aquellos que estuvieran dispuestos a pagar el coste de tener un seis cilindros en línea fabricado en Munich –45.600 euros en 2004–, tenía en el BMW X3 3.0i una opción más que interesante si tenemos en cuenta lo que suele ofrecer la compañía alemana con sus coches. Sin ir más lejos, BMW es uno de los mayores especialista en motores de seis cilindros y en bloque atmosférico que montaba el X3 E83, estaba considerado uno de los mejores de su tipo.

La primera generación del BMW X3 no tuvo versión M, pero contó con un motor de seis cilindros atmosférico que le permitía presumir de buenas prestaciones

Para ser más concretos, el BMW X3 3.0i escondía bajo su capó el bloque de 2.979 centímetros cúbicos y culata de 24 válvulas, que rendía 231 CV a 5.900 revoluciones y un par de 30,6 kgm –unos 300 Nm– a 3.500 revoluciones. Motor que se combinaba con el sistema de tracción total conectable y una caja de cambios manual de seis relaciones. Potente, sedoso, pero no especialmente rápido montado en el X3, pues anunciaba una velocidad máxima de 210 km/h y un 0 a 100 km/h en 7,8 segundos. También es justo reconocer que tenía que mover 1.835 kilos y que su aerodinámica no era la más favorable.

Las pruebas de la época destacaron que su comportamiento no tenía nada que envidiar a ningún turismo convencional, con un notable aplomo en carretera y una facilidad para gestionar curvas impropio de un coche como ese, atributos que compartía con su hermano mayor, el BMW X5 E53. La tracción a las cuatro ruedas ayudaba bastante en ese aspecto, pues en cuanto detectaba cualquier situación no deseada, como un subviraje, cambiaba el reparto de par y aplicaba mayor cantidad a las ruedas traseras para mejorar la agilidad y permitir redondear la curva con mayor facilidad.

En aquellos años se atrevían, incluso, a sacarlos del asfalto y hacer alguna que otra cabriola por terrenos menos propicios, donde sus mediocres cotas todoterreno y su configuración general, ponían los límites muy pronto. Sin embargo, en terrenos menos abruptos, léase pistas de tierra más o menos lisas, las cosas cambiaban bastante y el sistema xDrive permitía desmelenarse un poco y buscar algo de diversión. Al fin y al cabo, ¿no ha sido BMW uno de los mayores defensores de las sensaciones al volante?

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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