Con poco más de 750 kilos y una gran facilidad de manejo el Bugatti Type 35 fue la referencia en el mundo de las carreras durante los años veinte. Sin embargo, poco a poco empresas como Mercedes y Alfa Romeo comenzaron a socavar sus cimientos con fuertes dosis de investigación y desarrollo. Un proceso al que se apuntó Bentley con sus efectivos 3 Litros. Aquellos a los que Ettore Bugatti definió – en un gesto de impotencia y cierto reconocimiento – como “el camión más rápido del mundo”. Una afirmación un tanto despectiva. Aún reconociendo que gracias a ellos la marca inglesa consiguió posicionarse en el mapa de las carreras. Llegando a firmar modelos tan soberbios como el Bentley Speed 8 del pasado 2001.
El responsable de la vuelta de Bentley a Le Mans. La cita más esperada en todo el calendario de resistencia, en la cual la marca inglesa no estuvo presente de forma oficial durante 73 años. Una época de aislamiento en la que Bentley quedó como un recuerdo de los tiempos heroicos en el circuito de La Sarthe, habiendo ganado cuatro de las ocho primeras ediciones. Sin duda una de las mejores rachas de fortuna en la historia de esta carrera, la cual sólo dio su brazo a torcer con la llegada de los míticos Alfa Romeo 8C en 1931.
Así las cosas, Bentley replegó sus velas al mundo de los vehículos de lujo al ser comprada por Rolls-Royce aquel mismo año. Uno de los momentos más duros para la compañía, estando al punto de la desaparición por la enorme caída de las ventas tras el Crack de 1929. No obstante, décadas en una situación que muchos críticos definen como “el patio trasero de Rolls-Royce” asentaron a Bentley, perteneciendo desde 1998 al Grupo Volkswagen. Un hecho crucial para la reorganización de su gama, pero sobre todo para la aparición del Bentley Speed 8 con la mira puesta en reconquistar la gloria en Le Mans.
Tras más de siete décadas desaparecida de Le Mans, Bentley quiso regresar allí en el marco de su absorción por Volkswagen
Bentley Speed 8, motor alemán y afinación inglesa para recuperar los laureles en Francia
Antes de nada hay que decir sí. Es cierto. Existe una gran mitomanía en torno a todo lo que tiene que ver con las 24 Horas de Le Mans. Algo que algunos han llegado a considerar casi fetichismo, pero que en realidad se asienta sobre verdades muy concretas. La primera es que, posiblemente, estemos hablando de la prueba sobre asfalto más dura y precisa de todo el calendario. La segunda es que con casi un siglo de historia aquí se han jugado no pocas de las grandes batallas del automovilismo deportivo. Y la tercera es que Le Mans sirve no sólo como un laboratorio tecnológico, sino también como un gran escaparate publicitario.
En este sentido, cuando Volkswagen adquirió Bentley sabía que la única manera de reposicionar a esta histórica marca era devolviéndole parte del aura deportiva de sus primeros tiempos. Por ello, el estratégico Ferdinand Piëch pensó en las ventajas de hacer cruzar de nuevo un coche firmado con el logotipo alado de la marca inglesa bajo la bandera a cuadros de Le Mans. De esta forma, en vez de empezar de cero tomaron como base al Audi R8C de 1999. De él adoptaron no sólo su monocaso de aluminio y fibra de carbono -afinado por Racing Technology Norfolk-, sino también su bloque motor aumentando la cilindrada de los 3,6 a los 4 litros.
De esta forma, el V8 con doble turbo montado de forma longitudinal en la parte central del vehículo desarrolló unos 600 CV. Cifra respetable para su estreno en Le Mans 2001, donde uno de los dos Bentley Speed 8 consiguió quedar primero en su clase. Al año siguiente volvió a ocurrir exactamente lo mismo, siendo un indicador de que el trabajo iba por buen camino aunque necesitado de un último empujón. Un golpe de efecto que vino en el 2003, usando las 12 Horas de Sebring como la prueba real donde acabar de afinar los coches.
La estrategia publicitaria fue perfecta, ya que el mismo año en que Bentley ganó las 24 Horas de Le Mans se presentó el Continental GT
Finalmente, con el trío de pilotos formado por Rinaldo Capello, Tom Kristensen y Guy Smith uno de los tres Bentley Speed 8 consiguió ganar las 24 Horas de Le Mans interrumpiendo por un año el reinado del Audi R8 LMP. El Sport Prototipo con monocasco abierto que ganó en 2000, 2001, 2002, 2004 y 2005 firmando un impresionante palmarés de 79 carreras disputadas y 63 ganadas. Mucho, mucho más de lo logrado por el Bentley Speed 8. Algo que no resta valor a este campeón por pleno derecho. El cual además tiene como virtud haber ayudado a reorientar una marca que, precisamente aquel año 2003, lanzaba el Continental GT reclamando su puesto entre las empresas históricas del automovilismo deportivo europeo. Gran labor la del Bentley Speed 8.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS