Coche del día: Audi A6 4.2 quattro

Coche del día: Audi A6 4.2 quattro

Sus 300 CV lo colocaban en lo más alto del segmento


Tiempo de lectura: 3 min.

El Audi A6 4.2 quattro era la antesala al Audi S6, una versión que no pretendía ser necesariamente deportiva, pero que, sin embargo, no prescindía de buenas prestaciones y de un tacto de conducción que solo un motor V8 con un alto cubicaje puede ofrecer.

A finales de los 90, Audi puso en circulación una serie de modelos que, después de muchos años de trabajo y empeño, se posicionaban como auténticos modelos de alta gama. Quizá, para ser más justos, deberíamos decir que fue entonces cuando consiguieron, por fin, un auténtico reconocimiento entre las marcas premium, pues la calidad siempre había sido una constante desde que Volkswagen tomó el control de Auto Union.

La segunda generación del A6 reforzó esa sensación de calidad que se buscaba, pero además, también se atrevió a salir de los cánones marcados en cuanto a estética, algo que, según el segmento, no siempre es una buena idea. No obstante, aunque no fueron pocos los que hablaron largo y tendido sobre el diseño del Audi A6 C6 –sobre todo de la zona trasera–, el coche resultó ser un éxito de ventas.

Audi A6 4 2 quattro (1)

Obviamente, las ventas giraban en torno a las versiones más modestas, como las equipadas con los motores 1.9 TDI, lo que dejaba a otras opciones como las más aspiracionales, lugar que ocupaba el A6 4.2 quattro. De hecho, este coche era una declaración de intenciones por parte de Audi, un claro aviso a Mercedes a BMW sobre lo que estaba por venir.

El Audi A6 4.2 quattro podía parecer una versión más del sedán alemán, pero unos ojos entrenados sabrían apreciar los pasos de rueda ensanchados, las llantas más grandes o las molduras en la parte baja de las puertas. Tenía una imagen que dejaba adivinar que no era un Audi A6 cualquiera, aunque se mantenía recatado y con clase al prescindir, por ejemplo, de unas salidas de escape grandes y llamativas.

Aunque a simple vista no lo parecía, presumía de 300 CV y de una velocidad máxima de 250 km/h

No hacía falta llamar la atención en exceso, en aquellos años el segmento de los sedanes ejecutivos era muy tradicional. Lo que había que hacer era demostrarlo sobre el asfalto y para eso, estaba el motor V8 y el sistema de tracción total quattro. Un conjunto motor-transmisión que, según la revista Autopista, hacían un buen binomio.

Ese V8 tenía 4.172 centímetros cúbicos, culata de cinco válvulas por cilindro y unos pistones con carrera larga –84,5 por 93 milímetros para diámetro y carrera respectivamente–, que le permitían presumir de una buena cifra de par: 40,8 mkg entre 3.000 y 4.000 revoluciones. La potencia era de 300 CV a 6.200 revoluciones, la más alta entre los de su clase, aunque suponía tener que aceptar unos consumos algo elevados.

Audi A6 4 2 quattro (2)

Audi homologaba 13 litros a los 100 kilómetros de media, una cifra que, curiosamente, registraron algunas revistas en su momento. También pudieron comprobar que la velocidad máxima de 250 km/h era alcanzable, al igual que podía completar el 0 a 400 metros en 15,54 segundos o los mil metros con salida parada en 28.08 segundos. Y eso que la caja de cambios, la Tiptronic por convertidor de par, tenía unas marcas bastante largas –la directa era de 52,82 km/h a 1.000 revoluciones– y que todo el conjunto pesaba 1.730 kilos.

Según la prensa, era cómodo, rápido e incluso ágil para su tamaño y peso –medía 4,83 metros de largo, por ejemplo–, aunque no era, ni tampoco lo pretendía, un coche deportivo. Lo que destacaron en algunas pruebas era que resultaba un coche muy seguro en todas las circunstancias.

El Audi A6 4.2 quattro era un coche tremendamente caro: 10.270.000 pesetas, 61.724 euros de aquellos años –entre 1997 y 2004–. Si añadimos la subida del IPC desde entonces, hablaríamos de 110.177 euros.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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