El Audi A3 1.8T quattro era un compacto casi único. Tenía un motor de 180 CV –también estaba el A3 1.8T con 150 CV– con culata de cinco válvulas por cilindro, tracción total, una calidad de fabricación muy por encima de la media y un precio estratosférico: 4.556.000 pesetas, 27.383 euros de 1999. Si añadimos IPC, el precio se quedaría a un paso de los 50.000 euros.
Para ver el lanzamiento del Audi A3 había que viajar atrás en el tiempo hasta 1996. La firma de los cuatro aros había desarrollado lo que no tardaron en llamar como “antiGolf”, un coche que se convirtió en la referencia de los compactos en cuanto pasó por las manos de los probadores de las revistas. Buscaban un hueco en el competido segmento C en europeo, donde BMW tenía el Serie 3 Compact con cierto nivel de ventas y donde el Volkswagen Golf reinaba casi sin oposición.
De hecho, para dar forma al Audi A3 se tomó la plataforma del Golf, así como un montón de cosas del compacto alemán, aunque se metió todo en un envoltorio más señorial, aunque no por ello falto de garra y de un toque más desenfadado que cualquier otro modelo de la marca. Además de adentrarse en el segmento C y llenar las arcas, también se quería captar usuarios que, más adelante, dieran el salto a otro modelo de la marca.
El diseño del Audi A3 8L es una clara muestra de las tendencias de finales de los 90 y comienzos del 2000; superficies suaves y sin líneas o formas recargadas, volúmenes equilibrados…
La gama del A3 tenía casi de todo para elegir, desde un sencillo 1.6 con 102 CV hasta un 1.8 turbo con 225 CV, propulsor este último que daba vida al Audi S3. Y por supuesto, no podemos olvidar las diferentes variantes del 1.9 TDI con hasta 150 CV y las versiones con tracción total Quattro –con diferencial Haldex–, que convertían al compacto de los aros en un modelo muy eficaz en carretera.
Si se quería optar a la tracción total, había que escoger el motor 1.8 turbo o bien, el 1.9 TDI de 130 CV. Por prestaciones, la elección estaba entre el 1.8 turbo más potente y el diésel, aunque si se quería refinamiento, suavidad en la entrega de potencia y prestaciones más que respetables, la única opción era el motor gasolina.
El Audi A3 1.8T quattro con 180 CV, era de lo mejor que se podía encontrar en el mercado, sin renunciar a los buenos consumos. Si una cosa tenía el motor con culata de cinco válvulas, era que resultaba bastante eficiente en relación a sus prestaciones. Por ejemplo, el 1.8 turbo de 180 CV, con la tracción total incluida, registraba consumos de 8,9 litros, una cifra que a finales de los años 90 se consideraba bastante buena para lo que ofrecía a cambio.
Recordemos que el bloque de cuatro cilindros tenía 1.781 centímetros cúbicos, doble árbol de levas en culata, inyección, turbo –de geometría fija, los de geometría variable los desarrolló Porsche bastante tiempo después– e intercooler, para lograr rendir 180 CV a 5.500 revoluciones y 24 mkg entre 1.950 y 5.000 revoluciones. Son datos que incluso hoy resultan interesantes, sobre todo cuando permiten hacer el 0 a 400 metros en 15,61 segundos y los 1.000 metros con salida parda en 29,04 segundos.
Según las revistas de la época, el 1.8 turbo de 180 CV –se le podía diferenciar porque la letra T del logo estaba marcada de color rojo– tenía una “pegada magnífica” a medio régimen y se combinaba con un bastidor equilibrado, muy neutro y de reacciones fáciles, aunque eficaces. Los amortiguadores eran algo duros, mientras que los muelles, por el contrario, algo blandos, una combinación muy típica de VAG en aquellos años que marcó la personalidad de sus coches.
El Audi A3 1.8 Turbo con 180 CV solo tenía un rival que lo superaba en tacto de conducción y diversión al volante, y venía de Stuttgart: el BMW 323 Ti Compact.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS