El Alfa Romeo 156 Sportwagon 1.9 JTD presumía, como todo Alfa, de un diseño atractivo y de un planteamiento claramente deportivo y, sí, también claramente visual, porque en el fondo, como familiar, no era, precisamente, el mejor de su categoría. Había opciones más versátiles y prácticas como el Citroën Xantia Break o el Opel Vectra Caravan.
Seguro que ya no te acuerdas, o puede que no lo hayas vivido, pero hace tiempo, los coches familiares no tenía hueco en el mercado español. O más que hueco, habría que decir que los usuarios españoles no querían coches familiares, y no los querían, por simple imagen. Se decía que parecían “coches de muertos”, es decir, se les comparaba con los coches fúnebres y nadie, en su sano juicio, querrían viajar en un vehículo fúnebre, ¿verdad? Era una comparación algo exagerada, siempre que no usaras como referencia un Volvo de los 80, claro, en ese caso, no se andaría muy lejos.
No obstante, un buen día, los familiares empezaron a lucir líneas algo más interesantes, formas más dinámicas y atractivas, incluso deportivas. Los fabricantes, al final, tuvieron que ceder ante la presión de los usuarios y ofrecer diseño, aunque eso supusiera perder algunas ventajas que de este tipo de coches. Los coches familiares tenían formas cuadradas, porque son las más idóneas para tener un habitáculo grande y espacio, con formas aprovechables. Las curvas, los pliegues, las caídas en los techos… Todo eso resta espacio interior y, por tanto, versatilidad.
El Alfa Romeo 156 Sportwagen es, posiblemente, uno de los mejores ejemplos del camino que tomaron las marcas. No hay duda de que se trata de un familiar muy bello, pero tampoco hay que ser ingeniero para darse cuenta de que la ganancia en espacios frente al sedán, no es especialmente generosas. De hecho, ocurría algo inaudito: la capacidad de carga del maletero se reducía. Pasaba de unos ya escasos 380 a solo 360 litros. ¿Qué sentido tiene un familiar con menos capacidad de maletero? Para compensar la pérdida de capacidad en favor del diseño, se añadieron algunas cosas como una repisa sobre la que descansaba la bandeja y que hacían las veces de consolas donde se alojaban una toma de 12 voltios y, en opción, un cargador de CD. También se podía dar la vuelta al piso del maletero para convertirlo en un contenedor de plástico para objetos mojados, tenía una red de 20 centímetros de altura –en opción había dos redes más–… Y algo que no se notaba a simple vista y que muchos usuarios tampoco sabrían valorarlo: se mejoraba el acceso a las plazas traseras.

Alfa Romeo había apostado muy fuerte con el 156 y no iban a dejar que, por un ‘simple’ detalle de diseño, las ventas no fueran elevadas. Por eso, el Sportwagon es más estético que práctico, porque el diseño, sencillamente, vende más
Un familiar de formas bellas y equilibradas, un coche familiar que no parece un familiar y que, además, tenía una mejor aerodinámica que el sedán, y que hacían un conjunto perfecto con el motor 1.9 JTD en su versión de 105 CV. Como el añorado 1.9 TDI de Volkswagen, los JTD de FIAT fueron motores de auténtica referencia, la peor pesadilla de los TDI alemanes, y como ellos, se ofrecían en diferentes niveles de potencia.
Con 1.910 centímetros cúbicos y carrera larga –82 por 90,4 milímetros para diámetro y carrera–, los JTD fueron los primeros en emplear inyección por raíl común, aunque en este caso, el turbo es de geometría fija. No falta el intercooler, una elevada compresión de 18,45:1 y una culata con solo dos válvulas. Los 105 CV se lograban a 4.000 revoluciones, aunque a solo 2.000 revoluciones ya se tenía 26 mkg de par.
La caja de cambios tenía cinco relaciones, con una quinta de 44,65 km/h cada 1.000 revoluciones, pensada claramente para cruceros a elevada velocidad sin gastar demasiado. Las cifras homologadas eran un ejemplo de ello, con un gasto en circulación mixta de seis litros, o bien, de 4,9 litros en carretera, donde se podía rozar por poco los 190 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en 10,9 segundos. Las recuperaciones, como buen diésel, no estaban mal, recorriendo 1.000 metros en quinta desde 50 km/h en 37,74 segundos.
Datos, no obstante, innecesarios en un coche familiar, en el que debería importar más la facilidad de conducción o el confort, dos aspectos en lo que destacaba, y mucho, el Alfa Romeo 156 Sportwagen 1.9 JTD. Y destacaba sin necesidad de recurrir a una suspensión de tarados firmes.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS