El Alfa Romeo 156 2.5 V6 fue un coche que se ganó los elogios de casi todo el mundo. Su motor, según la prensa de la época, era una delicia, su comportamiento era más que ejemplar y su diseño, posiblemente, uno de los mejores que ha presentado la compañía italiana en los últimos 20 años.
La puesta en escena del 156 como reemplazo del Alfa 155, suponía un claro paso al frente de la marca con respecto a sus modelos anteriores. Se notaba claramente una evolución en todos los sentidos y gracias a ello, se ganó el favor de muchos usuarios que nunca habrían tenido un Alfa Romeo en su garaje.
No se tardó mucho en ver como la prensa de la época publicaba toda clase de pruebas y comparativas, además, lo hacían con coches de todo tipo y conducción, pero sobre todo, se tuvo que ver las caras con el BMW Serie 3 e46. Lecturas de lo más interesante, que dejaban claro la importancia del Alfa Romeo 156, que para colmo, tenía versiones que resultaban altamente deseables, como aquella equipada con el motor V6 de 2,5 litros.
El Alfa Romeo 156 2.5 V6 se situaba como una de las opciones más prestacionales de la gama, gracias, obviamente, a su propulsor de seis cilindros. De todas formas, el motor V6 era de lo más normal entre los sedanes de tamaño medio, todos los fabricantes, o casi, ofrecían uno como tope de gama en sus respectivos modelos: Renault Laguna V6, Peugeot 406 V6, Citroën Xantia V6, Opel Vectra V6…
Su propulsor V6 era el elemento ideal para conjuntar con una carrocería, trabajo de Walter de Silva, que convenció a casi todo el mundo
Sus seis cilindros desplazaban 2.492 centímetros cúbicos, tenían cuatro válvulas cada uno y eran capaces de generar 190 cv a 6.300 revoluciones y 22,6 mkg a 5.000 revoluciones. La caja de cambios, manual, tenía seis relaciones con desarrollos tirando a cortos –en quinta era de 32,7 km/h a 1.000 revoluciones y en sexta, de 36,9 km/h a 1.000 revoluciones–, lo que ayudaba a exprimir el motor al máximo.
La revista Motor 16 llegó a registrar, por ejemplo, una velocidad máxima de 230 km/h, un 0 a 100 km/h en 7,4 segundos, un 0 a 400 metros en 15,5 segundos y el kilómetro también con salida parada en 28,2 segundos. Son buenas cifras para un coche de finales de los años 90 y comienzos de los 2000, lo único que desentonaba un poco eran los consumos, con una media de 12,6 litros. Con un depósito de 63 litros, la autonomía era de solo 525 kilómetros –autonomía media–.
Sin embargo, todos aquellos que hayan conducido un V6 sabrán que, al final, hay cosas que se pasan por alto y el motor de Alfa Romeo era de los mejores V6 de su categoría. Era un motor muy elástico, extremadamente suave, pero con una capacidad para subir de vueltas notable y un sonido que pocos podían igualar.
Como nota curiosa, el Alfa Romeo 156 2.5 V6 no ofrecía ningún tipo de sistema electrónico para controlar pérdidas de tracción. Los ingenieros de la marca consideraron que no necesitaba semejante gadget.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".En España precisamente en la época de este coche mo que no había eran motores turbo salvo raras excepciones. Pero lo que si tenían todas eran motores V6……lo mismo hablamos de otro país
Pues mira, Gonzalo, te voy a dar la razón porque al parecer, confundí fechas al consultar la información. El 156 2.5 V6 convivió con el Laguna V6, Xantia V6, Vectra V6… Vamos, que como dices, apenas había modelos con motor turbo –y hablamos de Europa, no solo de España–.