A veces parece que elegir coche hoy es como pedir un café en una capital europea: sin leche, con soja, con hielo, sin cafeína, ecológico, de comercio justo, pero que no queme. En medio de ese caos de gustos y restricciones normativas, LeapMotor ha llegado con un SUV que dice: “tranquilo, pídelo como quieras”. Se llama C10 y lo puedes tener en el sabor que prefieras: 100% eléctrico o con extensor de autonomía, y por si fuera poco, cuesta poco más de 26.000 euros con el plan MOVES. Así, sin florituras.
No estamos hablando de un coche de juguete. El LeapMotor C10 mide 4,73 metros de largo, está respaldado por Stellantis y viene con equipamiento serio: pantallas grandes, interior limpio, tracción trasera y todo el discurso moderno que ya damos por hecho en este segmento. Lo interesante no es que exista, sino que llegue con dos filosofías distintas de electrificación al mismo precio. Eso, sinceramente, es raro y plantea una pregunta que, si eres de los que piensa con el Excel en la mano, no puedes evitar: ¿cuál de los dos interesa más?
Dos caminos, misma puerta de entrada
El LeapMotor C10 se vende en dos versiones: una 100% eléctrica (BEV) y otra con extensor de autonomía (REEV), que es una forma elegante de decir “híbrido en serie”. En las dos, la tracción siempre es eléctrica. Pero en la REEV, cuando se acaba la carga, entra en juego un motor de gasolina que funciona como generador. No empuja las ruedas, solo recarga.
En cifras, la versión BEV monta una batería de 69,9 kWh que da 420 km WLTP. Ideal para quien puede cargar en casa o tiene una rutina urbana o metropolitana. La REEV tiene una batería de 28,4 kWh que ofrece hasta 145 km eléctricos y, con el generador de gasolina, suma hasta 950 km de autonomía total. En ambos casos, la potencia ronda los 215-218 CV.

Lo curioso es que, en precio, apenas hay diferencia. Ambas versiones cuestan desde 36.764 € en su acabado Style, pero con el Plan MOVES III y los descuentos, se quedan en torno a los 26.800 €. Mismo coche, mismo precio, filosofías distintas. Es como ir al concesionario y elegir entre café solo o con leche de avena, al mismo precio.
La teoría está clara. La práctica, no tanto
Sobre el papel, la versión BEV es la que gana en coste por kilómetro. Si puedes cargar en casa por la noche, con tarifas valle, estarás haciendo unos 3 € cada 100 km. La REEV, en modo eléctrico, gasta lo mismo, pero en cuanto se enciende el motor de gasolina, los costes suben. A precios actuales de combustible, hablamos de unos 9 €/100 km.
Ahora bien, el mundo real no es una hoja de cálculo. No todos pueden cargar en casa, y no todo el mundo vive cerca del trabajo. Si haces viajes largos o simplemente te agobia planificar paradas de carga, la REEV te dará esa tranquilidad de saber que, si te despistas, puedes echar gasolina y seguir. Es una propuesta para esa gente que no se fía del mapa de cargadores y no quiere ser esclavo de una app.
También hay que tener en cuenta el mantenimiento. El eléctrico puro tiene menos piezas que puedan fallar: ni aceite, ni correas, ni filtros de escape. La REEV, aunque no usa mucho el motor térmico, lo lleva ahí metido, y si llevas algo mecánico, tarde o temprano tocará pasar por taller.

Cero emisiones (según a quién preguntes)
Las dos versiones tienen etiqueta CERO de la DGT, lo que significa que puedes circular por cualquier zona de bajas emisiones, aparcar gratis en algunas ciudades y, en general, sentirte un poco mejor persona. Pero no es lo mismo.
La versión eléctrica no emite ni un gramo de CO2 mientras circula. Es ideal si lo tuyo es la conciencia tranquila o si vives en una ciudad con restricciones duras. Además, cada vez más países están dejando claro que el futuro es eléctrico a secas, sin “peros” ni extensores.
La REEV también puede moverse en modo 100% eléctrico durante los primeros 100-150 km, pero luego emite. Poco, pero emite, y aunque siga teniendo ventajas fiscales y de movilidad, es posible que dentro de unos años no reciba el mismo trato que un BEV puro.
Por tanto, si piensas en el coche a largo plazo, quizá la versión eléctrica sea una apuesta más segura. No porque la otra sea mala, sino porque el marco legal está evolucionando rápido, y la línea que separa los “buenos” de los “menos buenos” se estrecha.

¿Y como coche, qué?
Aquí es donde sorprende el LeapMotor C10. No porque sea el coche más excitante que hayas probado (no lo es), sino porque por ese precio, parece difícil encontrar algo tan completo. El diseño es sobrio, pero moderno, el interior está bien aprovechado, y las pantallas responden. No hay plásticos duros cantosos ni sensación de coche de juguete.
Es tracción trasera, lo cual siempre suma puntos entre los que gustamos de conducir con cierta gracia, y aunque no tiene la patada de un coche de 300 CV, sus 215 CV son más que suficientes para moverse con agilidad. No busca emociones fuertes, pero tampoco es un electrodoméstico con ruedas.
Es cierto que la carga rápida no es su fuerte: con 83 kW máximos, pasar del 30% al 80% te llevará unos 30 minutos. Pero para el precio que tiene, no se le puede pedir mucho más. Está pensado para el día a día, no para hacerte 800 km del tirón cada semana.
Este es el quid: el LeapMotor C10 no intenta competir con Tesla, BMW o Mercedes. Intenta convencer a gente que antes ni se había planteado un eléctrico, con un producto que parece “normal”, práctico y que no asusta con precios ni excentricidades.

Veredicto final: la sensatez como propuesta radical
El LeapMotor C10 no es un coche para quien busca sensaciones al volante, ni para el que se sabe de memoria el Nürburgring, pero tampoco es un electrodoméstico sin alma. Es más bien una opción sensata en un mercado que a veces parece haberse vuelto loco con la tecnología, los precios y las expectativas.
Eso es, precisamente, lo que lo hace interesante. Que puedas elegir entre un BEV y un REEV sin volverte loco con el presupuesto. Que ambas opciones vengan bien equipadas y que puedas tener etiqueta CERO sin hipotecarte. Que no haya que renunciar a mucho por querer algo moderno.
Si puedes cargar en casa y haces trayectos urbanos, la versión eléctrica es la lógica. Si haces viajes largos y no te fías de los puntos de carga, el REEV te lo pone fácil, y si simplemente quieres un coche que te lleve, con buena relación calidad-precio y sin darte dolores de cabeza, el LeapMotor C10 merece al menos una visita al concesionario.
No cambiará la historia del automóvil, pero igual cambia tu idea de lo que tiene sentido comprarse hoy.
Jose Manuel Miana
Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.COMENTARIOS