Vamos a ir directos al grano y nos vamos a dejar de rodeos: a todos nos gustan los motores “gordos”, muchos cilindros, mucho cubicaje, mucho par y mucha potencia, un sonido atronador… Pocos motores pueden ofrecer las sensaciones de un buen motor grande y con muchos cilindros, una vez los pruebas, no quieres otra cosa. Pero eso no quita que existan motores más pequeños, con menos pistones en su interior y con otro tipo de técnica, que ofrezcan buenas prestaciones y una conducción emocionante. Y sí, el cuatro cilindros turbo de Mercedes-AMG es uno de esos motores, lo pudimos comprobar cuando probamos el Mercedes-AMG SL43.

Hay quien no está de acuerdo con nosotros, obviamente, sobre todo con el número de cilindros. Yo, personalmente, estoy convencido de que, si en lugar de cuatro cilindros tuviera seis, incluso con el mismo cubicaje, pocos criticarían el propulsor. La cuestión es que tiene solo cuatro, una configuración de coches “normales” y “para las masas”, y además, está montado en un coche que, se supone, es de alta gama, deportivo y por supuesto, muy caro –poco más de 150.000 euros en el caso del SL43–. Las cifras de potencia y par quedan eclipsadas por su configuración y eso que algunos de los coches más deseados del mundo, léase Mitsubishi Lancer Evolution, Honda S2000, Volkswagen Golf GTI o Nissan Skyline equipan un “vulgar” motor de cuatro cilindros.

Ya llevamos tiempo con la polémica de los motores de dos litros turbo en Mercede-AMG y parece que no se acabará nunca, y eso que el Mercedes-AMG A45 equipa dicho propulsor y nadie se ha quejado. Y no, no importa si es de una categoría inferior al SL43, porque al fin y al cabo, el Clase A más deportivo cuesta un dineral, algo más de 89.000 euros según la web oficial de la marca. Así pues, ¿por qué tanto lío con este motor? La cuestión parece estar en el tipo de coche y en la imagen que se proyecta, al menos así se puede entender después de ver lo que ocurre en Estados Unidos, donde acaban de ponerle precio al Mercedes-AMG GT43 y los medios yankees no han dejado escapar la oportunidad para repartir estopa.

El precio del Mercedes-AMG GT43 en Norteamerica arranca en 105.900 dólares, a los que debemos sumar 1.150 dólares de gastos de transporte y otras cuestiones, lo que resulta en 107.050 dólares, 101.745 euros. Una tarifa que convierte al coupé alemán en el cuatro cilindros más caro del mercado y, como cabe esperar, ha provocado muchas críticas entre los aficionados yankees y entre los medios, que ven excesivo pagar ese precio por un coche con un motor tan pequeño. Que supere los 400 CV, que se ponga a 100 km/h en poco más de cuatro segundos, que alcance los 280 km/h y que su relación peso-potencia sea de 4,25 kilos por caballo queda en agua de borrajas. Tiene un motor de cuatro cilindros, ¿quién quiere algo así?

Por ejemplo, Carscoops afirma que por 31.000 dólares más se puede acceder al AMG GT55, que ya tiene un motor V8 biturbo y más de 450 CV, o que, quizá, puedas echar un vistazo al Mercedes-AMG GT63 con sus “más satisfactorios” 585 CV. Y remata la jugada encuadrando al AMG GT43 como un coche “de imagen”, destinado –en un sentido retorcido– a quienes le dan importancia al emblema, al diseño y a conducir un AMG GT, aunque recomienda no abrir el capó si quieres hacer alarde entre los vecinos. ¿Acaso tener un 2.0 turbo de cuatro cilindros con más de 400 CV no sirve para hacer alarde? ¡Son 100 CV por cilindro!, y además, el vecino seguramente tenga un motor con el mismo cubicaje y menos de la mitad de la potencia, al menos en España.

Luego están otras cuestiones como la conducción. Con un motor más pequeño sobre el eje delantero, y en el caso del AMG GT43, sin el peso ni las pérdidas añadidas de la tracción total, se tiene un coche más rápido de dirección, más ágil y plenamente aprovechable en una buena carretera de montaña. Yo no tendría dudas, si me lo pudiera permitir, en comprar un Mercedes-AMG GT43 con su “motorcillo” 2.0 turbo. Creo que voy a hablar con Mercedes y que me preste uno para un reportaje, estoy convencido de que prestacional pasionalmente hablando, es un coche plenamente satisfactorio…

Hay un ejemplo que confirma la idea de que se trata del número de cilindros y no del cubicaje: el Mercedes-AMG One. Un coche que cuesta más de dos millones de euros y que tiene un V6 de 1,6 litros con todo tipo de tecnología y soluciones para llevar las prestaciones hasta un límite radical. ¿Acaso merece la pena pagar más de dos millones de euros por un coche cuyo motor tiene 1.600 centímetros cúbicos? Obviamente, hay quien piensa que si, sobre todo aquellos que no hará uso del coche y lo guardarán en un garaje sin más. Y por supuesto, habrá quien defienda el modelo con alegaciones sobre su tecnología, su construcción o su diseño. Y sí, estarán en lo cierto, pero lo mismo vale para el Mercedes-AMG GT43 y para el SL43, por mucho que tenga un motor con “solo” cuatro cilindros. Todavía estoy esperando que alguien critique de forma semejante los tres cilindros del Toyota GR Yaris…