Aston Martin V8 Vantage y Aston Martin Vantage, casi 20 años de evolución entre uno y otro

Aston Martin V8 Vantage y Aston Martin Vantage, casi 20 años de evolución entre uno y otro

Un ejemplo de como ha cambiado Aston Martin en dos décadas


Tiempo de lectura: 8 min.

El nuevo Aston Martin Vantage parce haber dado en el clavo con su aspecto y con sus prestaciones. Su anterior iteración, aquella que estrenó el V8 de AMG en la gama de Aston Martin, no gustó tanto y recibió diferentes críticas, sobre todo por su frontal, un detalle que resultó de lo más inusual, pues los modelos de la marca británica siempre han contado con una buenísima acogida por su diseño. Y eso es algo loable, sobre todo cuando no hablamos de una marca italiana, que suelen ser las que acaparan toda la atención en cuanto a diseño. El caso es que Aston siempre ha sabido como conjugar clase y estilo, aderezado con un toque picante de agresividad.

Por eso, no se conformaron “arreglar” el frontal y dejar el resto como estaba, pues, al fin y al cabo, las críticas venían precisamente de su frente. En su lugar, trabajaron sobre todo el coche y le dieron un aspecto más musculoso, más potente y, quizá podamos decirlo así, más Aston Martin. Y no porque el anterior no lo fuera, sino porque este lo es mucho más gracias a combinar detalles del Aston Martin DB12 y del brutal Aston Martin One-77. Sin embargo, es curioso ver que todavía hay quien no las tiene todas consigo y no ve en el nuevo Vantage algo realmente bueno por parte de Aston Martin. ¿Qué pensarán, entonces, del DB12?

La cuestión es que los más puristas lo comparan con el Aston Martin Vantage de 2005, el antecesor del modelo actual –se basa en el Vantage de 2017, no lo olvidemos–, un coche que tuvo toda clase de halagos por su diseño y por el equilibrio de sus formas y proporciones. Pero, ¿acaso es justa la comparativa? ¿Es realmente “más Aston Martin” el Vantage lanzado en 2005? Ya sabemos que las comparaciones no son buenas, pero hay ocasiones en las que son inevitables, como esta, sobre todo porque han pasado casi 20 años y nos sirve, de paso, para ver como ha cambiado Aston Martin.

aston martin v8 vantage (1)

Equilibrio y sencillez, frente a un estilo, quizá, algo forzado

Allá por 2005, Aston Martin estaba bajo el amparo de Ford y había recibido un buen pellizco para renovar la gama por completo. Venían de tener en catálogo coches como el Aston Martin Virage, un modelo que se dejaba de fabricar para dejar su lugar al Aston Martin V8 Vantage. De esta forma, se daba un cambio brutal en la marca, tanto por diseño como por prestaciones y calidad de fabricación. Se parecía bastante a su hermano mayor, el Aston Martin DB9 presentado un año antes.

Era la cuarta generación del deportivo más pequeño de la firma británica y se desarrolló con mucha más ambición de la que se podría imaginar en un principio. Como se dice siempre, el objetivo era destronar al Porsche 911, y aunque no lo consiguió –el Nueveonce es el rival imbatible del segmento–, asentó las bases de como debería ser un Aston Martin, iniciadas con el DB7, aquella herejía con parentesco con Jaguar. Además, está considerado como uno de los coches más bellos que se podían comprar en aquellos años.

Su diseño era sencillo, no necesitó recurrir a ningún artificio ni a exageración. Lucía curvas y formas naturales, prescindía de líneas de exceso de líneas de tensión y ni siquiera tenía una calandra enorme, tan de moda desde hace unos años. Se tomó la fisionomía del Aston DB9, se recortó y se le añadió gallardía y agresividad, con una trasera que tenía un spoiler integrado y unos grandes pilotos que daban mucho carácter. A su lado, la nueva generación del Aston Martin Vantage desprende mucha más agresividad, mucha más exageración en cada curva, en cada detalle… solo hay que mirar el frontal, donde la calandra es la protagonista de la escena, flanqueada por dos pequeñas tomas de aire para los frenos y toda una serie de curvas y líneas que busca potenciar todavía más esa agresividad.

aston martin vantage (1)

Todo es más complejo en el nuevo Vantage, más, quizá, rebuscado, más forzado y menos natural que en el modelo de 2005. ¿Es más feo que el V8 Vantage? No nos atreveríamos a decir algo así, pero si vamos a decir que es menos natural, menos elegante, aunque más deportivo y potente visualmente. Al fin y al cabo, cada coche se adapta a los gustos de cada época y en 20 años pasan muchas cosas y los gustos cambian todavía más. Ahora, se lleva la exageración y el postureo, y Aston Martin no puede quedarse a un lado, aunque tampoco están obligados a perder su estilo y su personalidad, ¿verdad?

Atmosférico frente a turboalimentado, dos mundos muy diferentes

Bajo el capó, en ambos casos encontramos un motor V8, con mucho desplazamiento y con mucha potencia, pero cada uno toma un camino diferente para alcanzar resultados que, salvando las distancias que marca el tiempo, son simulares. También hay que tener en cuenta las condiciones de cada mercado y las obligaciones normativas, que condicionan cada elección de motor y, por supuesto, las prestaciones y la conducción.

El Aston Martin V8 Vantage no era un coche espectacularmente rápido, aunque eso no significa que sea lento. También hubo quien lo tildo de ser demasiado caro para lo que ofrecía, un detalle que llama bastante la atención porque un Aston Martin siempre ha sido un coche caro, destinado a gente que no mira tanto el precio como el resto de mortales. Aun así, hay que reconocer que hoy, la primera iteración del modelo, con su V8 de 4,3 litros y 385 CV puede parecer poca cosa. Son apenas 40 CV adicionales frente a un “vulgar” Toyota GR Supra actual, y más de 100 CV menos que un BMW M5 V10 –eran 500 CV, recordad–. Motor, por cierto, cuyo pedigrí también podría haber sido criticado, pues como en el caso del DB7, tiene su origen en Jaguar. Era un motor derivado del AJ-V8 cuyas raíces se alargan hasta 1996 y que se podía encontrar en coches como el Jaguar XK8 o el Ranger Rover Sport.

Luego, cuando se había ganado algo de dinero con las ventas los primeros ejemplares, se desarrolló una nueva variante con 4,7 litros con 426 CV. En aquellos años, la cifra ya resultaba más interesante y hoy día, también parece tener un halo más especial. Se modificaron el bloque de cilindros, cigüeñal, bielas, pistones, colector de escape, lubricación… Además, llegaba de origen con cambio manual en posición transaxle.

El nuevo Vantage esconde el V8 biturbo de origen Mercedes, una adopción que a nadie le ha parecido mal, más bien lo contrario, y razón no falta para ello porque ya han demostrado desde Mercedes-AMG que ese motor ofrece un rendimiento excepcional. Pero en Aston Martin han optado por meterle mano al motor y aumentar la potencia disponible por encima de los 650 CV, lo que deja muy atrás al V8 Vantage. El cambio, por su parte, es una caja automática de ZF con ocho relaciones. Mucho menos purista, pero seamos sinceros, más acorde con la personalidad y el talante de Aston Martin, aunque se pierde la estirada final del V8 atmosférico hasta las 7.300 revoluciones.

Tecnología: años luz de diferencia

Donde no hay ni punto de comparación es en equipamiento y tecnología. El nuevo Aston Vantage es, por decirlo de una forma rápida, como una nave espacial comparado con el V8 Vantage. La marca firma que está muy centrado en el conductor, pero las asistencias electrónicas son numerosas y están muy presentes. Algunas de esas ayudas electrónicas están pensadas para que el conductor pueda ir más rápido con total seguridad, pero sin la pasión ni las sensaciones que ofrece el Vantage “viejo”. En el V8 Vantage, las asistencias electrónicas son, como cabe esperar, mucho menores y requiere una conducción más de la vieja escuela. Vale, sí, hay control de tracción y control de estabilidad, pero la dirección asistida es hidráulica y no eléctrica, y, por tanto, no tiene asistencia variable. El diferencial es de deslizamiento limitado simple.

Si comparamos los habitáculos, nuevamente, nos veremos ante la sensación de comprar una nave espacial con un coche convencional, con pantallas, botones y formas complejas en el Vantage, mientras que en el V8 Vantage encontramos más clasicismo y más elegancia, más clase, pero visto con ojos de un usuario actual, sencillo y quizá, anodino.

No obstante, llegados a este punto, la pregunta es: ¿potencia o sensaciones? Con los dos podrás ir muy rápido, pero es evidente que el “viejo” es más aprovechable y quizá, más disfrutable. Con el nuevo, tendrás la sensación de ir montado en un aparato que no se acaba nunca, pero no podrás aprovechar ni un 35% de todo su potencial en vías públicas. En pista cerrada, el “viejo” V8 Vantage solo podrá conformarse con ver como se aleja inexorablemente la trasera del nuevo Aston Martin Vantage. La evolución es imparable y este es un claro ejemplo.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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