Volkswagen AG se pone en paz con la fiscalía de Braunschweig (Alemania) por su responsabilidad en la crisis de los motores diésel. La compañía acepta sin rechistar ni recurrir una sanción de 1.000 millones de euros, con los que zanja sus cuentas con la administración alemana. Pagar la sanción implica aceptar la culpabilidad.
Esto ocurre casi año y medio después de que Volkswagen hiciese lo propio en Estados Unidos, donde aceptó su responsabilidad a nivel empresarial por 4.300 millones de dólares. El pago de las sanciones liberan a la empresa como personalidad jurídica, admitiendo su negligencia para evitar todo esto, pero los casos contra personas físicas (directivos, ingenieros) siguen su curso.
La compañía quiere pasar página cuanto antes, aunque todavía está pendiente eso de compensar a los propietarios de los vehículos afectados. Entre 2007 y 2015 Volkswagen comercializó 10,7 millones de turismos, furgonetas y pick-up con motores de la familia EA189, los de inyección por raíl común, conocidos comercialmente como TDI CR (Euro 5).
Estos motores estaban diseñados para detectar pruebas normalizadas de homologación, aparentar que eran totalmente limpios, y contaminar de forma normal fuera de los laboratorios. De esta forma, Volkswagen lograba la combinación de motor diésel ahorrador, potente, fiable y a un precio razonable. Solo faltó la pata ecológica/legal.
Este “evento” (así se suele referir en la compañía en los comunicados de prensa a las sanciones) impactará en las cuentas de la empresa, ya que esos 1.000 millones de euros no entran en los 28.500 millones de euros provisionados para hacer frente a todos los costes del escándalo, incluyendo sanciones, gastos en abogados, “reparar” las centralitas manipuladas, etc.
Ahora Daimler AG, matriz de Mercedes-Benz, tiene un nuevo motivo de preocupación. El lunes la KBA, la autoridad federal del transporte en Alemania, ordenó la llamada a revisión de 774.000 coches y furgonetas: C 200d, GLC 220d y Vito 109/111 CDI, por tener programaciones tramposas en sus centralitas. No es que Daimler vaya a tener problemas en pagar otra supermulta, pero el descrédito a su imagen no se lo quitará nadie.
Tanto Volkswagen como Daimler están progresando rápidamente hacia una transición de su negocio, en la que el coche eléctrico tendrá un peso mucho más importante, adelantándose quizás a la demanda real de estos vehículos en climas donde las políticas públicas no los benefician lo suficiente. Donde hay neutralidad entre vehículos eléctricos y térmicos, estos últimos dominan sin contestación.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes). Tras haber conducido más de 400 coches aquí sigo, divulgando y aprendiendo a partes iguales sobre las cuatro ruedas. Vosotros habéis hecho que se convierta en mi pasión.COMENTARIOS