Coche del día: Jaguar XJ Sovereign 4.0 (X300)

Coche del día: Jaguar XJ Sovereign 4.0 (X300)

Lujo británico cargado de personalidad


Tiempo de lectura: 3 min.

El Jaguar XJ Sovereing 4.0 pertenece a una época ya lejana, en que todavía se respetaba la historia, la tradición y la esencia. Es más, si querías vender coches de casi 10.000.000 de pesetas, tenías que respetar esas cosas y ofrecer, además, un automóvil con ciertos rasgos aristocráticos, cuidados modales y voces comedidas. Eran otros tiempos, era otra forma de ver el automóvil.

Jaguar, como fabricante de automóviles, nunca fue un dechado de fiabilidad o de robustez, pero sí que podía presumir de ser una marca con carácter, con una imagen de lujo irreprochable y con cualidades dinámicas interesantes. Es curioso, además, que su contenido tecnológico o su innovación no siempre fueron la carta de presentación de un Jaguar.

En realidad, la firma británica jugaba a un juego que solo ellos conocían. Por ejemplo, el Jaguar Sovereign 4.0, uno de sus modelos más altivos, era más pequeño, técnicamente más tradicional y disfrutaba de un tipo de lujo igualmente más clásico, que cualquiera de sus rivales. Sin embargo, un simple vistazo a su silueta te dejaba claro que no era un coche convencional, que no estabas ante el superventas del año. Su figura, notablemente baja y fina, desprendía elegancia, pero también poderío.

Y poderío no faltaba, obviamente. Bajo el capó delantero habitaba un bloque de seis cilindros en línea con 3.980 centímetros cúbicos de aspiración atmosférica e inyección, capaz de rendir 249 CV a 4.800 revoluciones y 40 mkg de par a 4.000 revoluciones. Era, por así decirlo, un motor “percheron”. Elasticidad, fuerza a bajo y medio régimen y poco nivel sonoro para el máximo confort y para mover, además, un conjunto que ligero, lo que se dice ligero, no era, aunque comparado con cualquier eléctrico, es un peso pluma: 1.820 kilos.

Jaguar XJ Sovereign (2)

El Jaguar XJ Sovereign era puro lujo británico, clásico, tradicional, pero con ese toque especial, ese algo que no tienen los demás

Su motor trabajaba junto a un cambio automático de cuatro relaciones, que enviaba la energía producida por el motor al eje trasero, donde unos neumáticos 225/60 en llanta de 16 pulgadas, procuraban aplicarla sobre el asfalto. Y, hasta cierto punto, lo conseguían. La velocidad máxima homologada era de 232 kilómetros/hora, mientras que el 0 a 100 kilómetros/hora lo completaba en 8,7 segundos, los 400 metros con salida parada se hacían en 16,3 segundos y los 1.000 metros, en idénticas condiciones, en 29,3 segundos.

Comparado con modelos similares aparecidos en pleno Siglo XXI, el XJ Sovereign puede parecer lento, pero, en realidad, las prestaciones eran más que suficientes para el tipo de coche y para su planteamiento. Se daba prioridad a la suavidad, a una entrega de potencia lineal y a unos andares cómodos y con refinamiento. Por eso, el habitáculo del Jaguar Sovereign lucía tan clásico, tan tradicional, con auténtica madera adornando puertas, salpicadero y consola central, por eso los asientos eran casi butacas de salón y por eso, generalmente, los tonos empleados eran suaves y cálidos. No obstante, la personalidad de Jaguar también obligaba a un período de adaptación por una postura de conducción algo peculiar –muy abajo, con las piernas muy estiradas– y había que convivir con unas plazas traseras algo justas de espacio. Era un coche para conducir, no para llevar al dueño en el asiento trasero.

El precio era de 9.486.000 pesetas, una cifra altísima a finales de los 90. Pero para colmo, el control de tracción se pagaba como extra, al igual que la pintura metalizada o el techo corredizo. Peculiaridades de los coches de representación en una época ya lejana…

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Soy un apasionado de los coches desde que era muy pequeño, colecciono miniaturas, catálogos, revistas y otros artículos relacionados, y ahora, además, disfruto escribiendo sobre lo que más me gusta aquí, en Espíritu RACER.

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Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.

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Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.