El Renault 11 GTL abría la gama en el ya lejano 1983, con un precio de 1.375.613 pesetas. Era versión sencilla, con un motor de consumos ajustados y prestaciones decentes, que se convirtió rápidamente en un éxito de ventas en España. Un precio tan competitivo se lograba gracias, entre otras cosas, a que su producción se realizaba en España y no se veía afectado por los aranceles que estaban en vigor para las importaciones en aquellos años.
La década de los 80 fue una época cargada de tensiones, con la Guerra Fría más al límite que nunca y la palabra “nuclear” en boca de casi todo el mundo. Sin embargo, también fue una época de invención, de avances –Internet empezó a dar sus primeros pasos– y de modas un tanto extravagantes. España estaba cada día más cerca de ser un país europeo más de pleno derecho y eso se notaba en multitud de cosas, aunque todavía se mantenían los aranceles a las importaciones.
En aquella época todavía había coches con motores a carburación, sin dirección asistida o sin cosas como un cierre centralizado. Coches como el Renault 11 GTL, que ofrecían lo básico para cualquier usuario de aquellos tiempos, a cambio de una cantidad de dinero ajustada. Es la típica receta para poder trabajar con precios accesibles para todos, ofrecer lo mínimo exigible como ocurría con el R11 GTL, un coche que no tenía dirección asistida, ni aire acondicionado, ni elevalunas eléctricos, no tenía cierre centralizado y por no tener, no tenía ni siquiera un tacómetro que informara sobre el régimen del motor.
Aunque se podría decir que era un Renault 9 con otra carrocería, el Renault 11 tenía personalidad propia y un diseño que gustó a muchísima gente

Sin embargo, entonces, esas cosas no se consideraban una pérdida, entonces era fácil vivir el día a día sin ellas, aunque la prensa no perdía oportunidad de mencionar la falta de ciertos elementos. Pero claro, eran otros tiempos y los coches “para las masas”, eran, de verdad, para las masas. El Renault 11 GTL era lo más básico a lo que se podía acceder, al menos en el caso del modelo francés y no solo por equipamiento, también por motor. Bajo el capó había un cuatro cilindros de 1.397 centímetros cúbicos, alientan por un carburador de un solo cuerpo y con árbol de levas lateral, que rendía 60 CV a 5.250 revoluciones y 10,4 mkg a 3.000 revoluciones.
Es obvio que las prestaciones eran limitadas, aunque aceptables en aquellos años gracias, entre otras cosas, a que montaba una caja de cambios manual de cinco relaciones, lo que ayudaba a exprimir mejor el potencial del motor, al tiempo que se contaba con una “sobremarcha” para reducir los consumos en carretera –la quinta tenía un desarrollo de 32,36 kilómetros/hora a 1.000 revoluciones–. De hecho, la prensa de la época, como la revista Autopista, elogiaron los consumos del Renault 11 GTL tras lograr unos registros de 9,12 litros cada 100 kilómetros en circulación urbana y de 7,29 litros cada 100 kilómetros en carretera.
Como versión de acceso, el Renault 11 GTL no era un coche al que se pudiera considerar veloz. No podía superar los 153 kilómetros/hora, los 400 metros con salida parada los completaba en 19,6 segundos y los 400 metros en quinta desde 40 kilómetros/hora, no se recorrían hasta pasados 23,1 segundos.
Entre las curiosidades, merece la pena mencionar que la tapicería, realizada en un material sintético, producía mucha electricidad estática que se descargaba al tocar la puerta, con un molesto calambrazo que, al parecer, a veces incluso se podía escuchar claramente. La caja de cambios de cinco relaciones era una opción que se pagaba aparte –11.500 pesetas franco fábrica–. Las suspensiones, como buen coche francés de los 80, eran blandas, pero conseguían una buena estabilidad sin perder comodidad para los pasajeros.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS