Coche del día: Ford Sierra 2.3 Ghia auto.

Coche del día: Ford Sierra 2.3 Ghia auto.

Tenía un gasto de combustible altísimo y era más lento que la versión con motor 2.0


Tiempo de lectura: 3 min.

El Ford Sierra 2.3 con cambio automático apenas tuvo trascendencia en las ventas y, en general en el devenir del modelo. Estaba en el catálogo porque, digámoslo así, tenía que estar. Autopista, en enero del 82, llegó a decir que era una de las versiones más significativas y para ello, se basaba en el precio en el que los aranceles situaban a los coches de importación. Lo dijeron al inicio de la comercialización, mera especulación que no era imagen de lo que luego ocurriría en la calle.

Hasta que no llegó la tecnología híbrida, los cambios automáticos estaban relegados al segmento de alta gama y a las versiones con motores relativamente grandes, como los V6 de tres litros de algunos generalistas. El mercado español no era el más adecuado para vender versiones con cambio automático y lo era mucho menos en los años 80, cuando la cultura automovilística española estaba en pañales.

Y cuando decimos cultura, no nos referimos a saber de coches, sino a un conocimiento general básico entre todos los usuarios, algo que daría base para comprender determinados conceptos y serviría para adoptar determinadas soluciones. Es algo que en la década de los 80 no existía más allá de un puñado de amantes de los coches. Aun así, los fabricantes ofrecían algunos de sus coches con cambio automático, siempre había usuarios interesados en ellos, aunque, como decimos, las ventas eran muy limitadas.

El mayor interés que podía generar el Sierra con cambio automático, era la comodidad y la facilidad de conducción, en el resto de apartados era superado por su hermano con motor dos litros

Ford Sierra 2 3 Auto Ghia

Por eso, el Ford Sierra 2.3 con cambio automático es todo un rara avis, una versión poco común que, además, tenía un consumo altísimo y resultaba más lento en todos los ejercicios –y usos reales– que la versión del Sierra con motor dos litros. La combinación motor-cambio era, según la prensa, la más lógica, pero el resultado era pobre. El motor era un V6 a 60 grados con 2.294 centímetros cúbicos, un solo árbol de levas colocado en el centro de la V, varillas y balancines y dos válvulas por cilindro, así como alimentación por carburación de doble cuerpo y apertura simultánea.

Ford anunciaba 114 CV a 5.300 revoluciones y 18 mkg a 3.000 revoluciones, que se enviaban a las ruedas traseras mediante un cambio automático por convertidor de par con cuatro relaciones, cuyo desarrollo en cuarta no era muy largo: 34,6 km/h a 1.000 revoluciones.

Como decíamos, era un coche lento, incapaz de superar los 175 km/h de velocidad máxima o de bajar de los 19 segundos en el 0 a 400 metros. Los consumos, según los datos obtenidos por la revista Autopista, son un disparate a ojos de cualquier usuario actual. En ciudad rozaba los 20 litros, en carretera a velocidad moderada –unos 100 km/h– rondaba poco más de nueve litros y 140 km/h se ponía en algo más de 13 litros. Suponían, por usar una comparación, nada menos que cinco litros adicionales frente al motor de dos litros en circulación urbana, lo que supone una verdadera locura.

El Ford Sierra 2.3 automático solo se ofrecía con el acabado Ghia que, entre otras cosas, permitía optar a la dirección asistida, que no era de serie, a los espejos laterales regulables desde el interior o a los elevalunas eléctricos traseros. No había aire acondicionado ni como opción.

COMPARTE
Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

COMENTARIOS

avatar
2000
 
smilegrinwinkmrgreenneutraltwistedarrowshockunamusedcooleviloopsrazzrollcryeeklolmadsadexclamationquestionideahmmbegwhewchucklesillyenvyshutmouth
Foto
 
 
 
  Suscribir  
Notificar de


NUESTRO EQUIPO

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

Alejandro Delgado

Jesus Alonso

Soy un apasionado de los coches desde que era muy pequeño, colecciono miniaturas, catálogos, revistas y otros artículos relacionados, y ahora, además, disfruto escribiendo sobre lo que más me gusta aquí, en Espíritu RACER.

Javier Gutierrez

Mauro Blanco

Jose Manuel Miana