Por lo que he leído en la crónica de los colegas de Motor1, vaya que Horacio Pagani ha estado pesado frente al jurado y no tengo más alternativa que sentir pleno orgullo y admiración. No sólo por su picardía, su viveza, sino porque da cuenta de alguien que vive los coches con profunda y sincera entrega. “En varias oportunidades aclaró a los jueces que insistió en restaurar el auto a como salió de planta y con toda su obsesión por los detalles”, dice la nota en un pasaje. Un fragmento que resume lo que habrá sido esa exposición.
Las insistencias del argentino tenían su evidente fundamento, porque el coche en cuestión, el que los acompañaba en los minutos de verborragia, era un Ferrari que Pagani, quien lo posee desde el 2022, estaba buscando desde hace tiempo. Uno de sus predilectos de la casa de Maranello. Con su Rosso Rubino en excelentísimo contraste con el manto blanco suizo, este Ferrari 275 GTB/4, sucesor de la saga 250, antecesor del Daytona, se lució y su V12 3.3 hizo de las suyas. No hablo del premio obtenido, tampoco puntualizo en la velocidad que se le imprimió sobre el hielo de St. Moritz. El cupé italiano se lo ha pasado de lo lindo, derrapando y hasta encajándose en la nieve. El veredicto parece claro: ha valido cada maldito segundo.
Cuando en el título hablo de “primer Ferrari con cuatro árbol de levas” es porque hay un trasfondo y no porque el deportivo es el 275 GTB/4, lanzado por el fabricante en 1966 como el primer modelo de serie de la marca en contar con tal especificación mecánica. En esa conversación con los jueces del THE I.C.E 2025, lo más importante y revelador que salió de la boca de Horacio Pagani fue lo siguiente: ese Ferrari con número de chasis 09021, su Ferrari, es la primera de las 330 unidades fabricadas a lo largo de los dos años que duró su producción.
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Entonces estamos en presencia del primer Ferrari de serie con cuatro árbol de levas en el sentido más estricto de la afirmación. Es el ejemplar utilizado ni más ni menos para el estreno mundial del modelo en el Salón del Automóvil de París de 1966, aunque, a diferencia de otros casos en los que los coches de exhibición no pasan de ello, este Ferrari se vendió posteriormente a su primer dueño, antes de pasar al propietario que más tiempo lo poseyó, desde 1969 hasta la subasta en la que Pagani fue el mejor postor.
El taller suizo de restauración Kessel Classic cumplió los deseos de Pagani. Su Ferrari recibió la más integral configuración original. El premio, en forma de volante, fue el reconocimiento. THE ICEI. ICONS ON WHEELS. FERRARI 275 GTB/4. La categoría es toda suya. ¿Del Ferrari? Hablo de Pagani. Su anhelado cavallino, el mejor entre los íconos que allí rod… patinaron. ¡Y eso que había para elegir!
Ah, mi reconocimiento para el artículo de Motor1 –The I.C.E. 2025: premio para Horacio Pagani y su Ferrari 275 GTB/4–, un archivo para atesorar, porque, la verdad, bastante que desear está dejando la cuenta oficial del evento, que, de momento, no se ha hecho eco del Ferrari de Pagani y su distinción.
Mauro Blanco
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