Coche del día: Opel Ascona 1.8 GLS (C)

Coche del día: Opel Ascona 1.8 GLS (C)

Típico sedán robusto y versátil, la más pura imagen de la Opel de los 80


Tiempo de lectura: 4 min.

El Opel Ascona 1.8i GLS, buscaba ofrecer una opción equilibrada y práctica dentro de la gama, y aunque montaba el motor del Opel Kadett GSi, hubo algunos detalles que no acabaron de cuadrar y no permitían que, en definitiva, fuera un conjunto “redondo”. Seguramente, muchos de sus usuarios no se darían cuenta de esos detalles y disfrutaron de su Ascona 1.8 GLS, pero sin ellos, habría sido todavía mejor coche.

Corrían los años 80 y Opel ponía en circulación el Ascona C, la tercera generación del sedán con el que buscaba ocupar el hueco que había entre el Opel Kadett y el Opel Rekord. El resultado fue un coche que se parecía bastante a su hermano mayor, pero que se ofreció en una variedad muy interesante de carrocerías, con especial interés para el sedán de dos puertas o como lo conocemos ahora, para el coupé.

El Ascona fue el segundo modelo que se pasó a la tracción delantera dentro de la gama Opel desde la puesta en escena del Kadett D –la cuarta generación del compacto alemán–, pero no fue impedimento para ofrecer un conjunto muy en línea con lo que ofrecía la marca en aquellos años. Hablamos de coches muy reconocibles estéticamente, que resultaban muy fiables, prácticos y hasta deportivos en sus versiones más potentes.

Los Opel de los años 80 tenían una personalidad muy marcada y el Ascona 1.8 GLS es un claro ejemplo de ello. Por diseño, resulta un sedán tradicional, casi anodino en sus formas, pero equilibrado en sus volúmenes y coherente en sus formas. Muy práctico dado su maletero y su habitáculo, con unos asientos inconfundibles en su época por su dureza y sus formas. Eran otros tiempos… Sirva de ejemplo que Maximo Sant, en una prueba para la revista Autopista –número 1.359, publicidad en agosto de 1985– llegó a tildar su climatización como “de lo mejor que hay en el mercado”, pero criticó la poca ventilación y que no se podía cerrar por completo la entrada de aire fresco.

El Opel Ascona era la viva imagen de la Opel de los 80, con un diseño marcado por las líneas rectas y la sencillez, que representaba claramente la famosa robustez que tenía la marca en aquellos años

Opel Ascona 1 8i GLS (2)

Aunque Opel era famosa por su robustez, había detalles en el Ascona 1.8 GLS que afeaban un poco el conjunto. Los botones del elevalunas –eran eléctricos de serie en el 1.8 GLS– estaban situados entre los asientos y muy atrás, lo que obligaba a forzar la postura del brazo para poder accionarlos, al tiempo que la dirección, con cuatro vueltas de volante, resultaba muy dura y había que accionarla con un volante cuyo aro resbalaba en exceso.

El motor, como se ha comentado antes, era el mismo que montaba el Kadett GSi, es decir, un cuatro cilindros de 1.796 centímetros cúbicos con culata de aleación, dos válvulas por cilindro movidas por un solo árbol de levas y sistema de alimentación por inyección. La potencia era de 115 CV a 5.800 revoluciones y el par llegaba a los 15,4 mkg a 4.800 revoluciones –unos 150 Nm–. Un motor de rendimiento coherente y muy aceptable para el talante del modelo, que se las tuvo que ver con una caja de cambios de relaciones muy largas: en cuarta el desarrollo final era de 30,7 km/h y en quinta, de 38,6 km/h.

La idea de unos desarrollos tan largos era buscar la reducción de los consumos, lo que se lograba con cierto éxito al rondar los siete litros cada 100 kilómetros de media, Sin embargo, como cabe esperar, las recuperaciones eran muy pobres y si se viajaba muy cargado, había que reducir una macha a poco que apareciera un repecho.

En cuanto a la conducción, reprocharle una suspensión muy suave, que potenciaba un marcado subviraje a poco que se forzara el ritmo. No obstante, era un coche cómodo, fácil de conducir y, en definitiva, muy Opel de los 80: robusto, fiable y rutero.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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