El Renault Fuego GTX se presentó en el mes de marzo de 1980, momento en el cual, se situaba como la opción más completa dentro de la gama. Luego llegó el Renault Fuego Turbo, y el GTX se quedó sin sitio en el catálogo y la producción de esta versión se redujo, casi en exclusiva, a su comercialización en España.
Así contaba Motor 16 la idiosincrasia del Renault Fuego GTX, una variante del coupé francés, que por prestaciones, era interesante e incluso rápido para la época, pero que, en realidad, no tenía un talante claramente deportivo. El Fuego GTX era un coche no tanto a los amantes de las altas prestaciones, y sí a quienes buscaban un coche de aspecto interesante, pero con unos andares confortables y un habitáculo lo suficientemente grande para cuatro adultos.
La puesta en escena del Renault Fuego suponía el regreso de la firma francesa al segmento de los coupés, aunque se hizo al más puro estilo Renault de la época: suspensiones suaves, asientos de mullido blandito… Además, no era precisamente un coche pequeño, era casi tan grande como un Renault 18 –compartía plataforma con el sedán, al igual que salpicadero y algún motor– y entre otras cosas, tenía un volante demasiado grande para un deportivo.
El motor del Renault Fuego GTX se tomaba prestado del banco de órganos del fabricante francés y de, por ejemplo, la gama del Renault 25 –se montaba en el 25 GTS–. Era un cuatro cilindros de 1.995 centímetros cúbicos, árbol de levas en cabeza, carburador de doble cuerpo y compresión de 9,2 a 1, para rendir 110 CV a 5.500 revoluciones y 16,6 mkg a 3.000 revoluciones. Era ligeramente más potente que la versión montada en el Renault 25 GTS, gracias a unos nuevos colectores de admisión y escape.
Dicho motor se cambiaba con una caja de cambios de cinco relaciones que, según revistas como la mencionada Motor 16, tenía un escalonamiento bastante racional, sin grandes saltos entre marchas. La potencia, por supuesto, se enviaba a las ruedas delanteras y el consumo, según registros de la prensa de la época, alcanzaba una media de 9,8 litros y ofrecía una autonomía de 530 kilómetros.
Como se ha comentado antes, el Renault Fuego GTX no era, en realidad, un deportivo, sino más bien un Gran Turismo, si queremos encasillarlo en alguna categoría. Básicamente, un coche con una carrocería atractiva y lejos de los típicos sedanes o compactos, pero sin ser realmente más rápido que un buen sedán con un motor de potencia similar, ni más deportivo. Un ejemplo claro era la suavidad de las suspensiones y la tendencia a perder el eje delantero, cuando la adherencia llegaba al límite.
Un detalle que merece la pena comentar del Fuego GTX, es que tenía una dirección asistida que permitía sentir el coche cuando se conducía, pero que tenía tendencia a transmitir en exceso vibraciones y golpeteos, lo que hacía molesta su conducción en carreteras muy rotas.
Por precio, el Renault Fuego GTX no era un coche barato, como cabe esperar. Costaba, en 1980, 1.666.891 pesetas, 10.019 euros, unos 60.435 euros si añadimos el IPC hasta 2024.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".La moqueta de color, y la tapa de la guantera a juego. El último que recuerdo -ya en epocas mas actuales- que hizo algo así fue volvo con su C30, pero en Renault era algo más habitual en esos años de los que tratamos.