Coche del día: Audi 100 TD

Coche del día: Audi 100 TD

Anterior al 2.5 TDI, ya presentaba algunos rasgos del que sería considerado como la revolución de los diésel


Tiempo de lectura: 3 min.

El Audi 100 TD es un modelo anterior a la llegada del TDI, es, por así decirlo, el antecesor del Audi 100 2.5 TDI. Estaba a la venta en 1985 y aunque no tenía las prestaciones del TDI, representaba un adelanto y una muestra de lo que estaba por venir. No obstante, y esto es algo que merece la pena destacar, el Audi 100 TD llegó después del Citroën CX 25 TRD, que ya en 1983 presumía de un motor 2.5 turbodiésel con 95 CV.

La potencia del Audi 100 TD no llegaba tan lejos, aunque tampoco se puede decir que se quedara corto, sobre todo en aquellos años, cuando los motores diésel eran la opción de la minoría y por lo general, abundaban los propulsores atmosféricos, y por tanto, con muy poca potencia –aunque eran absolutamente irrompibles–. El motor del 100 TD ya presentaba algunos rasgos del que sería considerado como la revolución del diésel; tenia cinco cilindros, los cuales desplazaban 1.986 centímetros cúbicos. Era un propulsor de carrera bastante larga, con un diámetro de pistones de 76,5 milímetros y una carrera de 86,4 milímetros, mientras que la culata tenía un solo árbol de levas, el turbo era de geometría fija y la compresión ascendía hasta los 23:1.

El resultado final eran 87 CV a 4.500 revoluciones y 17,4 mkg –unos 160 Nm– a 2.750 revoluciones, enviados a las ruedas delanteras mediante un cambio mecánico de cinco relaciones, cuyos desarrollos eran bastante largos –en cuarta, 32,8 km/h a 1.000 revoluciones, y en quinta, 43,3 km/h a 1.000 revoluciones–. Por ello, entre otras cosas, la velocidad máxima era de 178,5 km/h, que por cierto, se alcanzaba en quinta a casi el régimen de potencia máxima –4.485 revoluciones–, mientras que podía completar los 400 metros con salida parada en 19,5 segundos y los 1.000 metros en 35,8 segundos.

Con 87 CV, su cinco cilindros de dos litros no tenía ni la personalidad ni las prestaciones del 2.5 TDI, pero claro, este llegaría después

Audi 100 TD

No obstante, las frías cifras solo dan una idea de las capacidades del coche, las sensaciones en un uso real no se pueden conocer mediante la ficha técnica. Por eso, es mejor recurrir a las pruebas de la época, como la publicada por la revista Autopista en 1985, en el número 1.345. En esa publicación, Enrique Zorzano cosas bastante curiosas. Por ejemplo, el Audi 100 TD tenía el radiador principal en un lateral del motor, mientras que otros de menor tamaño asistían su funcionamiento al estar colocados en el frente. Disposición, no cade duda, bastante peculiar. También criticó que la calidad general y la sensación cuando uno se introducía en el coche, no estaban en consonancia con el precio. No se trata de que estuviera mal acabado, sino que la presentación era un tanto pobre.

El motor del Audi 100 TD se comportaba como cualquier otro motor turbo, con una zona baja sin apenas fuerzas, para luego, producirse un incremento del empuje bastante acusado, lo que hacía un tanto incómodo la circulación por el centro de urbe. Además, según se afirma en la mencionada prueba, el margen de utilización del motor era algo escaso, aunque por lo visto, fue el primer vehículo que bajaba de los cinco litros en su habitual recorrido de pruebas. No obstante, la media de toda la prueba fue de 7,82 litros cada 100 kilómetros, dato que se combinaba con un depósito de nada menos que 80 litros.

Otro detalle curioso es que no tenía tacómetro, lo que complicaba un poco poder saber si el motor estaba en la zona buena de potencia. O más que complicar, lo hacía un poco más incómodo. De todas formas, no era un coche para curvas lentas, era un coche ideal para carreteras amplias y trazados abiertos, donde su motor turbodiésel podía respirar a pleno pulmón.

COMPARTE
Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

COMENTARIOS

avatar
2000
 
smilegrinwinkmrgreenneutraltwistedarrowshockunamusedcooleviloopsrazzrollcryeeklolmadsadexclamationquestionideahmmbegwhewchucklesillyenvyshutmouth
Foto
 
 
 
  Suscribir  
Notificar de


NUESTRO EQUIPO

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

Ángel Arias

La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

Alejandro Delgado

Jesus Alonso

Javier Gutierrez

Mauro Blanco