Menudo cambio radical que proponen para la segunda generación del Opel Grandland. El nuevo Grandland adopta el actual lenguaje de diseño de Opel en todo su esplendor, y no como en el restyling, que cambió el frontal y el habitáculo y, al menos entre los que formamos esta revista, no acabó de quedar bien del todo, al menos desde nuestro punto de vista.

Sin embargo, el cambio de la segunda generación es bien diferente, Opel propone un enorme salto en todos los sentidos, un cambio que posicionaría al modelo a la altura de los rivales más avanzados, como el Renault Austral, y además, le daría un aspecto más tecnológico y actual, tan interesante como el que presenta, por ejemplo, el Hyundai Tucson, que si destaca por algo es por su fuerte personalidad.

El SUV alemán nació antes de que se formara Stellantis con una buena acogida de los usuarios y unas prestaciones, en general, bastante aceptables para lo que demandaba el mercado. Merece la pena destacar que el Grandland X, como se llamó la primera generación antes del restyling, ya era un desarrollo conjunto con PSA y compartía con el Peugeot 3008 cosas como la plataforma, motores y algunos sistemas. Con el restylign se buscó adoptar la imagen estrenada con el Opel Mokka y luego implementada en la última evolución del Opel Astra, pero fue más un apaño que un verdadero cambio.

Ahora sí, el Opel Grandland cambia por completo y lo hace, al menos visualmente, para bien. Es cierto que el color escogido para las fotos oficiales, el que sería, por así decirlo, “el color estrella” de la paleta de opciones –las fotos oficiales de las marcas, siempre son con el color más especial de la gama, como decíamos, “el color estrella” de la paleta–, no acaba de convencer entre la redacción y estamos deseosos de ver más opciones, pero en cuanto a diseño, sin duda, nos atrae más que la versión saliente.

En el nuevo Opel Grandland tenemos dos zonas que destacan especialmente, y son el frontal y la trasera, las partes del coche que más influyen en la estética y en la personalidad de cada modelo. Y en este caso, posicionan al SUV alemán como el coche más interesante de Opel hasta el momento, tanto por soluciones como por personalidad y presencia. El frontal oculta totalmente los faros, una moda que parece imperar en algunas marcas y solo aparecerán cuando se enciendan, con unas luces diurnas muy delgadas, pero también interesantes, formadas por tres módulos a cada lado, siendo el superior una larga línea que abarca todo lo ancho del frente y que están separadas por la presencia del logotipo de Opel.

La trasera resulta más contundente, más maciza y fuerte que el frontal, y aunque hay mucha chapa y poca superficie acristalada, no resulta muy pesada visualmente, al menos a través de las fotos. Veremos cuando tengamos el coche frente a nosotros. No obstante, con respecto al Gandland actual, la nueva línea de diseño resulta más agresiva y replica el mismo conjunto que tenemos en el frontal, es decir, pilotos de tres módulos, con el superior muy delgado y que abarca todo el ancho del coche, aunque en esta ocasión, están separados por el nombre de la marca y no por el logotipo.

Por suerte, al contrario de lo que ha ocurrido, por ejemplo, con el nuevo Lancia Ypsilon, apenas encontramos elementos compartidos con los Peugeot 3008 o Peugeot 5008, lo que quiere decir que el diseño no ha partido de sus hermanos franceses aunque comparta con ellos, como cabe esperar, plataforma y motores. De hecho, al igual que los mencionados modelos de Peugeot, el nuevo Grandland hará acto de presencia en primera instancia en sus versiones eléctricas, algo que parece haberse impuesto en Stellantis y que, quizá, podría pasar factura tal y como están las cosas con las ventas de coches eléctricos.

Esto de los coches eléctricos y de su implementación “con calzador”, ha provocado que grupos tan grandes como Stellantis, apuesten por la electrificación y presenten sus novedades primero en su versión eléctrica, para luego poner en circulación el resto de opciones. Así, el nuevo Grandland no será un pelotazo cuando arranquen las ventas, pero la llegada del resto de versiones híbridas –no habrá otra cosa que híbridos en la gama, además de los eléctricos– podrían cambiar las tornas.

No obstante, la cuestión es que Opel, al igual que Peugeot y Lancia, así como Alfa Romeo, ha mostrado oficialmente la versión eléctrica, que, además, contará con varias opciones de potencia y autonomía. La marca solo ha comunicado, oficialmente, que contará con una arquitectura que trabaja a 400 voltios y que se podrá escoger entre baterías que van desde los 73 hasta los 98 kWh, con la que se podrá recorrer hasta 700 kilómetros con cada recarga. No se han publicado datos sobre potencias, pero es evidente que compartirá motores con el Peugeot 3008 y podríamos ver versiones de 213, 231 y 326 CV.

Las cargas, como mandan las tendencias tecnológicas actuales, aceptará tomas de corriente continua de hasta 160 kW, con las que podrá pasar del 10 al 80% en 26 minutos. Evidentemente, con un wallbox como el que se puede montar en el garaje de casa, la carga será bastante más lenta y habría que esperar un buen puñado de horas –suelen alcanzar los 7 kW de potencia–. Es evidente que las cargas, o al menos las opciones que tienen los usuarios para sus hogares, todavía son lentas y aunque en el fondo, no haría falta mucho más, la escasez de cargadores y el tiempo necesario para cargar, sigue siendo un problema para muchos.

Pero no nos quedemos con ese tipo de cosas, pues las versiones eléctricas tienen, por supuesto, su público y es evidente que también tienen sus ventajas. Para los demás, habrá una opción con hibridación ligera –batería de 48 voltios– y 136 CV, la cual, lucirá en España la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico –aunque realmente Opel no ha confirmado esta versión, todo sea dicho, la mencionamos nosotros porque su presencia en la gama sería más que lógica–. También llegarán, más adelante, versiones híbridas enchufables, que seguramente sean las mismas que en el Grandland actual. Falta por saber si habrá versión GSe, que con grupo motor híbrido enchufable de 300 CV resulta más que interesante.

En cuanto a medidas, el nuevo Grandland crece bastante, sobre todo en longitud, donde suma nada menos que 17 centímetros adicionales. Esto significa que alcanza los 4,65 metros y se coloca en el meollo del segmento, donde habitan coches como los mencionados Austra y Tucson, pero también otros como el Ford Kuga, que no es precisamente una hermanita de la caridad. También crece a lo ancho hasta los 1,91 metros –son 4,9 centímetros más– y a lo alto hasta 1,66 metros –5,1 centímetros más–. Es, básicamente, un SUV del segmento compacto, uno de los más reñidos actualmente.

Y como el segmento de los SUV compactos está muy, muy reñido, el nuevo Grandland no solo crece y se renueva por fuera, también lo hace por dentro, en el habitáculo, donde también encontramos cambios significativos, pues todo es nuevo, incluso el volante, que mantiene cierto parecido con el montado por el Opel Astra, pero eso, cierto parecido.

Se ha buscado una imagen más tecnológica, con una gran pantalla en el centro con 16 pulgadas y otra para la instrumentación, algo más pequeña y encastrada detrás del volante, con 10 pulgadas. Nos tememos que han desaparecido los mandos físicos para la climatización y se ha apostado por superficies táctiles, aunque parece que se han dejado tres minúsculos botoncitos para la temperatura y la potencia del ventilador…

La fabricación del nuevo Opel Grandland se llevará a cabo en la planta alemana de Eisenach y por el momento no sabemos cuando saldrá a la venta, pero se espera que sea a comienzos de verano de 2024.

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