El Citroën Xantia 1.9D representaba una opción un tanto atípica en su momento y en su segmento. Animado por un motor diésel atmosférico, se quedaba en tierra de nadie, pues todos los rivales optaron por montar motores alimentados por gasóleo, pero asistidos por un turbo. El Xantía era el único con un motor diésel sin turbo y, por tanto, también era el menos potente.
No obstante, los motores diésel atmosféricos siempre demostraron que a consumos y a fiabilidad no les gana nadie. Además, su sencillez permitía que los precios fueran contenidos, al menos más contenidos comparados con los turbodiésel. O eso al menos dice la teoría, porque el Citroën Xantia 1.9D tenía un precio de 3.026.000 pesetas y ni siquiera contaba con ABS de serie, el cual, se pagaba aparte por 195.539 pesetas –18.189 euros y 1.175 euros, siempre sin contar inflación–.
Por ese precio, se podía optar a un SEAT Toledo con el motor 1.9 TDI, que sí, estaba un poco por detrás en cuanto a acabados y, quizá, en cuanto a imagen, pero en prestaciones y espacio interior la cosa cambiaba bastante. Sobre todo en cuanto a prestaciones, ya que el motor diésel del Xantia solo rendía 71 CV a 4.600 revoluciones y 120 Nm de par a 2.000, que llegaban a las ruedas delanteras mediante un cambio manual de cinco relaciones.
Como cabe esperar, no se podía tildar de veloz. La punta, según la marca, era de 160 km/h y los 100 km/h desde parado tardaba en alcanzarlos 17,6 segundos, pero pocos había que pudieran competir con sus consumos. En urbano, la circulación que, como sabréis, más gasto supone para un motor de combustión, se cifraba en 7,44 litros cada 100 kilómetros, al tiempo que a una velocidad de 120 km/h, el consumo era de 6,5 litros –datos según la revista Coche Actual en 1995–.
Las escasas prestaciones hacían mella en el agrado de uso del Citroën Xantia 1.9D, o así al menos lo decían en la revista Coche Actual. Al parecer, cuando se circulaba por carreteras secundarias le costaba mucho recuperar desde bajo régimen, situación que era todavía peor al circular cargados o con el aire acondicionado conectado. Sin embargo, por autopista y autovía, todo era diferente y parecía que el Xantia 1.9D había sido diseñado para vivir en carreteras “de primer orden”.
Pero, como siempre, el Citroën Xantia 1.9D destacaba por suspensiones y por confort de marcha. El Xantia todavía equipaba la suspensión hidroneumática y se notaba en su comportamiento y en las sensaciones que tenía quien se ponía al volante. También destacó, siempre según la prensa, por ofrecer una calidad más que aceptable para su precio y para su conducción de “coche básico”, pues el Xantia 1.9D no era una de las opciones más sencillas y económicas de la gama.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS