El BMW X3, según declaraciones de la propia marca, se creó para combinar la robustez de un vehículo todoterreno con la agilidad de un coche deportivo mediano. Pero en realidad, todos sabemos que el BMW X3 E83 nació porque se quería repetir el éxito del BMW X5, pero en un formato más pequeño y, en principio, más barato.
Y funcionó, pero no fue inmediato, sobre todo porque, aunque más barato que un X5, el nuevo BMW X3 era uno de los SUV más caros de su categoría y además, solo se ofreció, de entrada, con motores de gasolina de seis cilindros –con 2,5 y tres litros–. Los diésel, los motores que acaparaban las ventas en aquellos años, tardaron en llegar al catálogo nueve meses en algunos países –en España se vendieron desde el primer momento–.
Con la llegada de los motores diésel, la popularidad del BMW X3 creció, como cabría esperar. En aquellos años, la tecnología diésel no solo dominaba las ventas en Europa con una brutal ventaja sobre la gasolina, sino que era el tipo de motor destinado a reducir las emisiones de CO2 y por tanto, el motor “ECO” que todo el mundo debía tener. Si algún fabricante quería tener éxito en sus ventas, necesitaba tener una buena oferta diésel.
El X3 ofrecía la opción más deportiva del segmento SUV compacto –la marca siempre los ha llamado SAV, Sport Activity Vehicle–, pues al emplear la plataforma del E46 presumía de una de las mejores dinámicas de entre sus iguales gracias a una suspensiones de tipo McPherson delante y paralelogramo deformable detrás. Un esquema que, como se puede apreciar, no era el más indicado para una conducción todoterreno; el BMW X3 era claramente un SUV asfáltico, aunque se permitía ciertas libertades fuera de carretera.
La primera generación del X3, la conocida como E83, tenía mucho en común con el BMW Serie 3 E46 y estrenó el sistema de tracción total xDrive –se anunció con el X3, pero se comercializó en primer lugar con el X5–, además de una nueva generación de motores que incluían el sistema Valvetronic.
El más popular de toda la gama fue el BMW X3 2.0d, una variante equipada con un motor turbodiésel de dos litros con inyección por conducto común –en auge en aquellos años–, que rendía 150 CV y un buen par de 330 Nm a 2.000 revoluciones. De origen salía con un cambio manual de seis relaciones, pero se podía combinar con un automático. Luego pasó a ser la sDrive18d, que también con un dos litros diésel, ofrecía 143 CV.
La versión más prestacional del X3 E83 fue la equipada con el seis cilindros en línea de tres litros –2.979 centímetros cúbicos exactamente–, que generaba 231 CV a 5.900 revoluciones y un par de 300 Nm a 3.500 revoluciones. Motor que se combinaba con un la tracción total y, de serie, con el cambio manual de seis relaciones. Luego, tras el restyling de 2008, se lanzó un gasolina de 272 CV y un diesel de 286 CV, ambos de seis cilindros en línea.
El BMW X3 E83 se fabricó en Graz, Austria, en las instalacionesd e Magna Steyr y se alcanzó una cifra superior a las 600.000 unidades hasta el fin de su producción en 2010.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS