La última subasta de Broad Arrows, en Amelia Island, está llena de maravillosos coches, todos ellos son un sueño que llevar a tu casa. Y entre todas estas preciosidades hay una pieza que ha pasado desapercibida para casi todos, es un gran desconocido para el público norteamericano en general. Un vehículo que conocéis de sobra. ¡Que no se ha contado ya del Pegaso Z-102!, también en estas páginas, por supuesto.
Si os preguntamos por el fabricante español más lujoso y emblemático de todos los tiempos, la mayoría de vosotros casi seguro diría inmediatamente Hispano-Suiza. En la historia del Z-102, la Hispano también está involucrada, después de su transformación en ENASA, produjo estos auténticos deportivos en su sede de Barcelona.
Pero el inicio de esta historia se remonta a un joven y brillante ingeniero, Wilfredo Ricart, que trabajó junto a Enzo Ferrari en Alfa Romeo en la década de 1930 para diseñar el 512 Grand Prix. Este trabajo llevó a ambos ingenieros a una enorme competencia y una maravillosa historia de enemistad y respeto entre ambos caballeros (pero esto, lo dejamos para otra ocasión). Desde 1936 a 1939 los bólidos italianos fueron barridos de la competición por los pujantes coches de los alemanes, Mercedes y Auto Union, con el apoyo del Reich, fueron los que partieron el bacalao en esas temporadas. Con el estallido de la guerra, Ferrari fue despedido de Alfa y Ricart volvió a España en busca de un sueño que siempre había perseguido: ser profeta en su tierra. En 1946 entró a trabajar en Pegaso, cuyo logo estaba inspirado por el caballo alado de la mitología griega.
Lo más impresionante de todo esto es que en plena autarquía española, sin ningún tipo de ayuda exterior y completamente aislados de Europa, Wilfredo fue capaz de diseñar y producir absolutamente todo el coche en España, incluyendo el extraordinario motor V8 de aluminio con cuatro válvulas por cilindro y con la excepción de la carrocería, obra del gran Jacques Saoutchik –en el caso que nos ocupa, pues la propia ENASA fabricó sus carrocerías y se encargaron a otros carroceros como Touring o Serra–.
La producción duró siete años, desde 1951 a 1958, saliendo de los antiguos talleres de la Hispano 84 ejemplares del Z-102. Realmente no fueron muchos, pero las circunstancias eran realmente complejas y conseguir producir uno solo de estos automóviles era algo extremadamente difícil. La ficha técnica no os la voy a detallar, si estáis leyendo esto seguro que la conocéis de sobra, solo un apunte para demostrar de que era capaz este vehículo. A pesar de ser demasiado complejo y pesado para competir realmente en carreras de coches deportivos, en Z-102 rápidamente demostró que Pegaso era un nombre a ser tenido en cuenta y respetado. En 1953 le arrebató el título de coche de producción más rápido del mundo nada menos que al Jaguar XK120, con una velocidad punta de 243 Km/h.
Para mí, este diseño de la carrocería es simplemente espectacular y el complemento perfecto a esta maravillosa obra de ingeniería, uno de los mejores trabajos sin duda de la década de los 50 y muy adelantado a su tiempo. Recordemos, por ejemplo, que trazos similares fueron usados por Volvo en su P1800 diez años después, a mediados de los 60.
Este magnífico ejemplar que se ha mostrado en Amelia Island se exhibió en París en 1954 y es uno de los cinco ejemplares conocidos del Saoutchik Serie II Berlinetta. Mantiene su motor original y en el 2013 recibió una restauración de calidad. En el 2016 ganó el concurso de elegancia de su categoría en esta misma isla. Los pasados uno y dos de marzo salió a subasta con un precio estimado de entre 750.000 y 900.000 dólares. Lo que más nos ha descolocado, como decíroslo… es que no ha habido ninguna oferta y la venta ha quedado desierta. Lástima de no disponer de los fondos necesarios para llevármelo a mi garaje. Es un claro ejemplo de que Pegaso es un desconocido fuera de nuestras fronteras y mucho más al otro lado del charco. Aun así, este Z-102 sigue siendo un testimonio vivo del impresionante talento tanto de Wilfredo Ricart como de Jacques Saoutchik. Vaya desde aquí nuestro homenaje para Wilfredo, auténtico visionario de la automoción en España.
Ángel Arias
La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.Según leí en la historia de estos Pegaso, el verdadero problema que tenían los acaudalados y en teoría afortunados primeros propietarios de estos bólidos es que eran tan complejos mecánicamente y tan avanzados que literalmente no encontraban mecánicos que supieran mantenerlos y/o repararlos salvo fuera de España (y con dificultades) dado que como “coches-experimentos” solían ser diferentes unas unidades de otras, motivo por el cual muchos acabaron arrumbados a los pocos años en algún almacén cogiendo polvo hasta que empezaron a revalorizarse décadas después y hubo medios para restaurarlos/mantenerlos o incluso alguno cometió el “sacrilegio” en España de cambiar el… Leer más »