La Volvo de ahora, como muchos sabéis, no es la Volvo de antaño. Ahora es una marca que se ha ganado el apelativo “premium” con automóviles de buenos acabados, diseño muy cuidado y en ocasiones, prestaciones espectaculares, aunque en su obsesión por asegurar la máxima seguridad han limitado la velocidad de todos sus coches a 180 km/h. Antes, la seguridad era igualmente vital, pero no se llegaba tan lejos como impedir que sus coches fueran muy rápidos, se hacía de otra manera y también se ofrecían otro tipo de coches, no eran tan premium, aunque su personalidad era igualmente muy marcada.
A finales de los años 80, por ejemplo, se lanzaba la serie 400, una gama de tres modelos que dio sus primeros pasos con el interesante y rompedor –para ser un Volvo– Volvo 480, y que tuvo como último miembro al Volvo 460, que poco tenía que ver con el 480 más allá de compartir plataforma y motores. La serie 400 representa a la perfección los productos que ofrecía volvo hace más de 20 años y que contrasta enormemente con los actuales, aunque la personalidad es casi la misma y el diseño general, siempre dominado por líneas rectas, también –salvando las distancias, obviamente–. La seguridad se mantenía como uno de los pilares de la marca, y adoptaba zonas de deformación progresiva, columna de dirección colapsable y el llamado SIPS, un sistema especial para impactos laterales especialmente desarrollado por Volvo. También contaba con otros detalles, como cinturones de seguridad regulables en altura o la advertencia de puertas abiertas. El ABS era de serie en algunas versiones.
El último de la saga en llegar, el Volvo 460, era un sedán tradicional, es decir, con su carrocería de tres volúmenes que siempre ha estado en el catálogo de la firma sueca, que compartía con el 480 la disposición transversal y la tracción delantera. Era el tercer modelo de Volvo en adoptar dicha configuración tras el 480 –que fue el primero– y el Volvo 440, que fue el segundo. Curiosamente, estos coches se fabricaron en las instalaciones de DAF en los Países Bajos y en el caso del Volvo 460, tenía como rivales en el mercado a los FIAT Tempra, Renault 19 o Ford Orion –medía 4.405 milímetros de largo, 1.685 milímetros de ancho y 1.405 milímetros de alto, mientras que la batalla era de 2.510 milímetros–. Frente a ellos, lo que se ofrecía era un coche seguro, cómodo y bastante tradicional, pero sin versiones deportivas o muy potentes.
La versión más prestacional fue el Volvo 460 Turbo, que por su denomonación podría ser malinterpretado, pues no era ni medianamente deportivo. En realidad era un coche familiar, seguro y cómodo, que gracias al turbo, al contrario de lo que ocurría en la época, ofrecía una notable elasticidad. La base era un motor de cuatro cilindros con 1.721 centímetros cúbicos de origen Renault, que montaba un turbo Garret T2 e intercooler, que rendía 122 CV a 5.400 revoluciones y 175 Nm de par a 3.300 revoluciones. La velocidad máxima declarada era de 194 km/h, mientras que el 0 a 100 km/h lo hacía en 9 segundos, los 400 metros desde parado se alcanzaban en 16,4 segundos y el kilómetro también con salida parada en 30,4 segundos.
El Volvo 460 se lanzó al mercado en 1988 y se retiró en 1997, cuando se lanzó al mercado en Volvo S40.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS