Si le preguntas a cualquier aficionado por un coupé muy potente, con elevado nivel de lujo y una imagen relativamente discreta, las opciones que nombrará serán interesantes, pero ninguna de ellas tendrá al Mercedes CL65 AMG como protagonista. ¿Por qué? Pues porque se trata de un modelo con la estrella en el frontal, que no llamó tanto al atención como debería o, simplemente, porque no despierta el interés del público en general, ya que no hablamos de un deportivo puro, sino de un Gran Turismo de altísimos vuelos, capaz de tumbar en aceleración y velocidad punta a cualquier depotivo de postín.
El Mercedes CL65 AMG es una bestia, un auténtico “come superdeportivos” que se presentó en el año 2003 bajo una imagen muy típica de la firma alemana en aquellos años. A comienzo del Siglo XXI, Mercedes todavía era una firma bastante sutil en cuanto a diseño, incluso para sus modelos más prestacionales, aunque un ojo bien entrenado sabría encontrar los detalles que delatan que no es un coupé cualquiera. No había llegado todavía aquel eslogan que decía “algo está pasando en Mercedes”, que nos dejaba entrever que la firma se sometía a una renovación que, efectivamente, pasó de ser el “coche del abuelo” a convertirse en una opción para todo el mundo, incluso para chavales de 20 años.
No obstante, el Mercedes CL65 AMG es anterior a esa época y eso se nota. El diseño de gran coupé señorial se aprecia en cada detalle, en cada curva de la carrocería y por supuesto, en sus proporciones. Es grande, muy grande incluso hoy día, con una longitud total de 4.993 centímetros cúbicos y una anchura de 1.857 milímetros. Sin embargo, si lo miras de perfil, podías apreciar que además de ser un coche largo, también era bajito, lo que potenciaba todavía más la sensación de estar ante un coche imponente. La altura, concretamente, se quedaba en 1,398 milímetros, pero contaba con una batalla de 2.885 milímetros. Enorme en todas sus dimensiones, también en el peso, por supuesto, pues anunciaba 2.155 kilos.
El caso es, como decíamos antes, que no estamos ante un deportivo de postín, estamos ante un super coupé que casi no tiene rival, quizá se podría comparar con el Bentley Continental GT, aunque el británico hace una apuesta todavía más abrumadora por el lujo y la distinción. Y eso que el CL65 AMG era un coche especialmente lujoso. De hecho, en aquellos años todavía se podía decir que Mercedes no escatimaba en gastos a la hora de realizar sus coches y el equipamiento era espectacular, incluso hoy día sigue a un buen nivel –no en balde, el coche costaba, en 2003, 232.000 euros, si sumamos la inflación, ronda los 310.000 euros de 2023–.
Cuando decimos que el Mercedes CL65 AMG era una bestia, no es por exagerar, ni mucho menos. Posiblemente, es uno de los coupés más potentes y rápidos de su época. Bajo el capó delantero había un V12 de 5.980 centímetros cúbicos, sobrealimentado por dos turbos capaces de generar una presión de admisión de 2,5 bares. El motor era una evolución del V12 de 5,5 litros –5.513 centímetros cúbicos– que montaba el CL55 AMG, entre otros, al que tuvieron que modificar algo más que la carrera y el diámetro. El aumento de presión en admisión obligó, entre otras cosas, a montar nuevos inyectores, a montar pistones forjados y reforzar diferentes piezas del conjunto termodinámico para que no acabara destruido –cojinetes de bielas, culatas, válvulas… –.
Los datos del motor son realmente salvajes. La potencia era de 450 kW –612 CV– a 4.800 revoluciones –¡¡más de 600 CV a menos de 5.000!!– y el par ascendía a 1.000 Nm entre 2.000 y 4.000 revoluciones. Este poderío se pasaba al asfalto mediante un cambio automático por convertidor de par de cinco relaciones y de ahí, al eje trasero. Según la marca, podía acelerar de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos y se tragaba 14,5 litros de gasolina 98 cada 100 kilómetros y eso, en ciclo mixto, si aprovechas todo el potencial, el consumo no bajaba de los 20 litros. Minucias de gente pobre, ¿Verdad? Todo es válido para disfrutar de una relación peso potencia de 3,52 kilos por caballo rodeado del lujo y la calidad de la Mercedes de hace 20 años.
Un super coupé olvidado, pero que puede poder contra las cuerdas a más de un coche que presuma de ser deportivo.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS