Desde que McLaren se pasó a la fabricación de coches de calle, las cosas han cambiado bastante. Empezó tímidamente con el MP4-12C, pero acabó haciendo cosas como el McLaren Speetail, con su llamativa estética, su estratosférica velocidad máxima y su posición de conducción central, Sin embargo, ninguno de los dos fue realmente lo suficientemente rompedor, hay otro modelo que merece ser recordado y no hablamos del F1. Nos referimos al McLaren P1.
El McLaren P1 fue presentado en el salón del automóvil de Ginebra de 2013 y desde el primer momento el coche fue el centro de atención. Primero, por su imagen. La marca inició un lenguaje de diseño con este coche que todavía se sigue dejando notar hoy día. Segundo, por sus prestaciones. El McLaren P1 resultó ser que además de un espectáculo visual, también era especialmente rápido y además, empleaba la tecnología de competición que empleaba la marca en competición. Y no como Ferrari exactamente.
No tardó mucho en convertirse en un hito para McLaren, en un automóvil icónico, capaz de batir a la mismísima Ferrari. El corazón del P1 era suficientemente potente y capaz, como para enfrentarse al Ferrari LaFerrari y ganar. Era un V8 de 3,8 litros –antes de que la marca lanzara el 4.0– sobrealimentado por dos turbos, que rendía 737 CV, pero estaba asistido por un motor eléctrico de 179 CV. En conjunto se alcanzaban los 916 CV, y dejaban a todo el mundo con la boca abierta.
Era un coche bestia en cuanto a prestaciones: 0 a 100 km/h en 2,8 segundos, 0 a 200 km/h en 6,8 segundos y un 0 a 300 km/h en 16,5 segundos. Mientras tanto, la velocidad máxima se cifraba en 350 km/h. Pero además de todo esto, anunciaba un peso de 1.498 kilos, nada mal para un coche de su tipo y con su tecnóloga.
No obstante, el peso era tan bajo para ser el coche que era, porque se hacía uso extensivo de fibra de carbono. El chasis, como siempre en McLaren, es una bañera de fibra de carbono a la que se añadía un techo y se reforzaba en puntos clave. La carrocería también era de fibra de carbono y gran parte del habitáculo también recurre a la fibra de carbono. También había aluminio o titanio, no cuenta con ningún de insonorización y tanto los cristales del parabrisas o el techo están diseñados para ser muy ligero. Sirva de ejemplo que el cristal del techo solo tenía 2,4 milímetros de grosor.
La aerodinámica era adaptativa, con un enorme alerón trasero que puede tomar diferentes posiciones o incluso servir de aerofreno y además, tenía un DRS, para reducir la carga aerodinámica en recta. También contaba con un sistema KERS, como en la F1, que otorgaba cierta capacidad de potencia extra si la batería estaba cargada, mediante un botón en el volante.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS